El uso de venenos amenaza con extinguir en diez años el águila imperial de Doñana
La Estación Biológica reintroducirá crías de otros hábitats para contrarrestar el descenso
, El águila imperial ibérica, una de las siete aves de presa más escasas del planeta, podría desaparecer de Doñana en sólo una década, según los expertos, si no se frenan las tasas de mortandad por envenenamiento de los últimos años, que se ceban especialmente en los ejemplares adultos. La gravedad de la situación del águila, uno de los grandes símbolos del parque nacional, junto al lince ibérico, es tal que Miguel Ferrer, director de la Estación Biológica de Doñana, no duda en evaluarla como la "más crítica del siglo", comparable a las épocas de colectores de huevos, que diezmaron la especie a finales del siglo XIX. En el último decenio se han perdido seis parejas de las 15 que habitaban en el entorno.
El águila más amenazada de Europa vive casi con los días contados en uno de sus santuarios. Salvado ya el grave problema que entrañaban los tendidos eléctricos -los postes constituían uno de los posaderos predilectos para la especie y un imán mortal-, la proliferación de venenos por el entorno del Parque Nacional de Doñana se ha convertido en un nuevo factor que amenaza con llevar a la especie al filo de la extinción.De las 15 parejas que habitaban este espacio hace una década se han perdido, al menos, seis. Un retroceso sólo equiparable al que sufrió, entre 1890 y 1910, por el afán coleccionista de zoólogos que visitaban el área.
Miguel Ferrer, director de la Estación Biológica de Doñana, dio la voz de alarma en la última reunión del patronato: "Si la perdiéramos, sería perder uno de los grandes elementos emblemáticos de Doñana". El Aquila adalberti, un endemismo de la Península Ibérica que ya ha desaparecido de Portugal, es una de las especies más analizadas por la biología y, por su escasez, una suerte de símbolo de los conservacionistas, semejante a la ballena o el lince. "El águila imperial es una especie de ensayo para averiguar si somos capaces de salvarla de un proceso que hemos puesto en marcha desde principios de siglo", aduce Ferrer.
Una población tan escasa -sobreviven 90 parejas en España- puede ser desestabilizada fácilmente, como antes ocurrió por el riesgo de electrocución y ahora por envenenamiento. Miguel Ferrer calcula que las intoxicaciones han provocado alrededor del 78% de los fallecimientos de ejemplares adultos en Doñana desde 1993. La desaparición de águilas reproductoras resulta doblemente preocupante para garantizar la supervivencia del ave de presa.
La Estación Biológica de Doñana achaca la proliferación de venenos en el entorno del parque nacional al descenso de conejos en los cotos cinegéticos cercanos. "Los propietarios de los cotos señalan a predadores como causantes de su desgracia, aunque no existe ningún estudio científico que lo corrobore", señala Ferrer. Las trampas tóxicas (estricnina, arsénico y cócteles de pesticidas, que dificultan el hallazgo de la causa de la muerte por sus aleatorias combinaciones) se dirigen, sobre todo, a los zorros. La mortandad de las águilas, lamenta Ferrer, "es la consecuencia no buscada, que nadie desea".
La incidencia está alcanzando niveles tan preocupantes para la supervivencia de la especie que, dentro del Plan de Manejo del Águila Imperial en 1999, se contemplan medidas de choque inusuales, como la introducción de pollos de otras zonas (probablemente de Extremadura, el hábitat menos afectado por envenenamiento), el incremento de la vigilancia en zonas de alto riesgo y el radiomarcaje de los polluelos.
Junto a la acción directa sobre el ecosistema, Miguel Ferrer propone la adopción de medidas en el plano administrativo para frenar el uso de venenos. Entre las propuestas, presentadas en el último Patronato de Doñana, se incluye la desgravación fiscal para propietarios de fincas donde aniden águilas imperiales o la retirada de autorizaciones cinegéticas en aquellos cotos donde se detecten venenos.
El responsable de la Estación Biológica desprende, pese a todo, optimismo: "Desde el punto de vista biológico, sería posible recuperar la especie en Doñana; el problema es más bien logístico y de coordinación entre Administraciones".
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