El semestre de los grandes propósitos
El objetivo principal de la presidencia alemana de la UE es el de reducir su contribución
El canciller federal alemán, Gerhard Schröder, se ha puesto el listón muy alto para la presidencia de la Unión Europea(UE), que Alemania asume el 1 de enero. El canciller quiere rebajar a toda costa su contribución a la UE, mantener el objetivo de la ampliación y hacer que los socios comunitarios más resistentes a los argumentos alemanes, entre ellos España, crean ganar algo en los regateos múltiples.
Los protagonistas de la política exterior alemana ven una Europa con dos niveles: uno, el decisivo, está formado por el triángulo Francia-Reino Unido-Alemania, y el otro, por todos los demás socios de la UE, con matices según los temas y con la particularidad de poder bloquear las decisiones importantes.
En el nivel superior, el Gobierno alemán tiene un rostro que armoniza bien con Francia (Oscar Lafontaine) y otro (Schröder) que corteja al Reino Unido y no siempre se ve correspondido. La decisión de Blair de sumarse al bombardeo contra Irak ha sembrado ciertas dudas en medios gubernamentales de Bonn que se habían mostrado muy satisfechos por las recientes manifestaciones del jefe de Gobierno británico a favor de potenciar una mayor integración de defensa europea.
Temporada de rebajas
Alemania, el mayor contribuyente neto de la UE, financia el 60% de todas las contribuciones a la UE y paga anualmente 22.000 millones de marcos (cerca de dos billones de pesetas) más de lo que recibe de Bruselas. Desde la perspectiva de la cancillería federal, esta situación, heredada del Gobierno de Helmut Kohl, debe cambiar. El cambio puede ser simbólico, pero su función es transmitir, tanto al electorado como a los socios europeos, la señal de que la socialdemocracia alemana, que lidera la coalición gubernamental rojiverde, defiende los intereses del contribuyente nacional y que no está dispuesta a avalar visiones estratégicas con el talonario de cheques. "Sería una mala señal que, al final de la presidencia europea, Alemania no hubiera conseguido rebajar su contribución", afirman medios próximos a la cancillería, según los cuales "podría considerarse como un buen resultado" una rebaja inicial de 1.000 millones de marcos, o aproximadamente el 5% del saldo negativo de Alemania respecto a Bruselas, para el año 2000.En los despachos de la Cancillería y del Ministerio de Exteriores de Bonn se manejan los elementos de la negociación con los socios europeos como si fueran las piezas de un rompecabezas. Algunos esperan que los maratonianos viajes del ministro de Exteriores, Joschka Fischer, por Europa y las citas bilaterales de Schröder con los suyos puedan ayudar a ensamblar estas piezas para la cumbre de marzo, y así poder dedicarse después a la estrategia contra el paro y la reforma institucional.
En el capítulo de citas bilaterales de Schröder figura una reunión con el jefe del Gobierno español, José María Aznar, prevista inicialmente en Andalucía para el 4 de enero, mientras el canciller descansa en Marbella como invitado de un empresario amigo del norte de Alemania.
Los diversos temas de la Agenda 2000 (la reforma financiera e institucional que debe realizarse para la ampliación de la UE) admiten diversas soluciones, y Bonn no mantiene posturas rígidas en la mayoría de los temas.
Lo importante para Alemania, según conversaciones informales con medios involucrados en la política exterior, es organizar los tratos bilaterales o multilaterales que precisa para sus objetivos de modo que el resultado conjunto, a ser posible, sean carambolas a favor. Entre los elementos a componer se cuentan:
» La rebaja de los gastos agrícolas mediante la cofinanciación parcial. Alemania estaría dispuesta a rebajar el porcentaje inicial de política agrícola que pretendía renacionalizar (un 25%), por reducciones graduales y selectivas. La resistencia de Francia a ceder en el capítulo agrícola podría ablandarse, si se abren mayores inversiones comunitarias en tecnología y desarrollo o en la industria de armamento en el marco de una mayor integración militar europea.
» La supresión del cheque británico conseguido por Margaret Thatcher y defendido ahora por Tony Blair. Los argumentos alemanes apelan aquí al europeísmo de Blair. Bonn, que sufre por la ausencia del Reino Unido de la primera fase del euro, está dispuesta a contribuir a cualquier iniciativa para acelerar la integración del Reino Unido en la unión monetaria y europea.
» La reducción progresiva del fondo de cohesión, logrado por Felipe González en 1992 para los países con renta nacional inferior al 90% de la media comunitaria. El programa de la presidencia alemana no contempla la desaparición del fondo, que, con casi 500.000 millones de pesetas, supone una pequeña partida en el presupuesto. El problema de Bonn es convencer a la clase política española -desde el jefe del Gobierno, José María Aznar, hasta la oposición del PSOE- de la necesidad de aceptar reducciones progresivas de la cuantía de casi 262.000 millones de pesetas anuales de la que ahora se beneficia España. En la Cancillería son conscientes de los problemas electorales que una rebaja del fondo plantea al Gobierno y a la oposición españoles.
En el juego de componendas que el Gobierno baraja para rebajar la contribución alemana hay compensaciones de diversos tipos, desde económicas hasta institucionales y personales. Así, por ejemplo, España podría despedirse lentamente del fondo de cohesión y colocar a un candidato propio en la presidencia de la Comunidad Europea. Javier Solana es uno de los nombres que se mencionan insistentemente en los cenáculos políticos de Bonn para ocupar este puesto, "en el que Alemania no está verdaderamente interesada", señalan medios próximos a la Cancillería. No falta el nombre de Felipe González, aunque algunos piensan que su candidatura, en el caso de que él estuviera interesado en ella, se ha visto perjudicada por la lucha contra el terrorismo durante su gestión gubernamental.
Las especulaciones se orientan, en cambio, hacia Francia cuando se trata de perfilar el contorno de un representante especial de la política exterior y de seguridad europea, la figura llamada "Mr. Pesc" o tal vez "Mme. Pesc", si París consigue el puesto para su candidata.
» El número de comisarios, que debe ser adaptado a las necesidades operativas de una UE ampliada. España podría perder a uno de sus dos comisarios en esta reforma, pero a cambio podría quedarse con el fondo de cohesión, según una de las hipótesis barajadas en los medios que configuran la política exterior alemana.
Desconocedores de Europa
En conversaciones no oficiales, medios próximos a la Cancillería reconocen que el Gobierno rojiverde ha comenzado su política europea de forma confusa. El SPD, que no había estado en el poder desde 1982, no dio la importancia debida a las advertencias de Kohl sobre la complejidad de política europea. "¿Quién se podía imaginar que la presidencia europea dependiera de las cuotas de leche?", exclama un miembro del equipo gubernamental alemán.Los diversos equipos de trabajo que se mueven en torno a Schröder no funcionan aún de forma coordinada. En su política europea se mezcla la labor de la Cancillería con la del Ministerio de Exteriores, pero también la de expertos que asesoraban a Schröder cuando éste era jefe de Gobierno en el land de Baja Sajonia y los especialistas del SPD. El intento de revitalizar los mecanismos institucionales de coordinación interministerial en política europea, que se atrofiaron por falta de uso en época de Kohl, no ha dado resultado todavía.
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