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Reportaje:CIENCIA

Un investigador descubre nuevas obras de Servet

Dos manuscritos y un libro-homenaje de sus editores aumentan la publicación conocida del científico del siglo XVI

Lo recogió del suelo. Era un pequeño libro polvoriento con tapas de pergamino y cuero. Apenas 108 milímetros de longitud por 68 de anchura. En su lomo se leía Dioscorid Médica Materia. Pero era algo más que un simple legajo: era una obra inédita del médico y científico español Miguel Servet. Un Dioscórides o tratado clásico de medicina editado por el descubridor de la circulación menor de la sangre en Lyón (Francia) en 1546. Un ejemplar único compuesto por 20 annotationes, 277 notas marginales y cuatro índices.Corría el año 1995. La suerte echó una mano a Francisco Javier González cuando buscaba en la casa parroquial de su pueblo, entre una treintena de libros cubiertos de polvo, información del antiguo cabildo local para una conferencia sobre su localidad natal, Sesma, en Navarra. Patxi González es pediatra del hospital Reina Sofía de Tudela e investigador médico. Aquel hallazgo puramente casual encendió la mecha de su pasión, premiada ya anteriormente por la Sociedad de Biopatología Clínica (1989), la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria (1990) y la Sociedad Española de Puericultura (1995) con diversos galardones.

Desde entonces, González no ha dejado de recorrer archivos y bibliotecas de España y Europa. Becado por la fundación Miguel Servet, perteneciente al departamento de Salud del Gobierno de Navarra, ha dedicado muchas horas a localizar otras obras hasta ahora desconocidas del insigne teólogo, filósofo, geógrafo, astrónomo, físico y médico aragonés quemado vivo en la hoguera en Ginebra por orden de Calvino.

Y ha tenido suerte. Tres años de investigaciones han arrojado sus frutos. González, de 42 años, al que el presidente de la Academia Americana de Farmacia, John Riddle, una de las más insignes autoridades científicas en Dioscórides, ha denominado amistosamente el detective de Servet, ha descubierto dos nuevos libros manuscritos del científico español y un interesante libro-homenaje póstumo de sus cuatro editores de Lyón, que consiguieron con él burlar la censura inquisitorial en una publicación que incluyó, sin citar al autor, numerosos fragmentos de su obra y pensamiento. Esto amplía el horizonte tradicional de las dos obras eminentemente médicas de Servet conocidas hasta ahora, Apología contra Leonardo Fuchs (1536) y el Tratado Universal de los Jarabes (1537).

Los hallazgos fueron presentados en el Congreso Internacional de Historia de la Medicina, celebrado este año en Túnez y, posteriormente, en el congreso nacional, en Santiago de Compostela. González ha descubierto en la Biblioteca Nacional de Madrid un tratado de compuestos impreso en 1546, de los denominados Dispensarium o Enquiridion, con 230 fórmulas farmacológicas elaboradas por Servet, que añade la categoría de cofundador de la farmacología moderna al ya extenso currículo del científico nacido en Villanueva de Sijena en 1511. La dimensión que Servet adquiere así en el terreno farmacológico refuerza el carácter de pensador universal de los científicos del siglo XVI. "Al igual que otros médicos de la época, empleaba elementos de los tres reinos: animal, vegetal y mineral. Mayoritariamente plantas", prosigue el descubridor de la obra, "pero también pelos de distintos animales o mudas de piel de serpientes y minerales como pirita o limonita, y todo ello cuidadosamente mezclado y administrado en dosis muy medidas". Servet recomendaba opio o láudano para combatir el dolor, helechos contra las alergias e, incluso, presentaba remedios contra la caída del cabello.

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