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El Parlamento israelí vota masivamente la convocatoria de elecciones anticipadas

El Parlamento israelí aprobó anoche la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas con el voto favorable de 81 de sus 120 diputados. Al dar el primer paso para su autodisolución, la Kneset mostró su rechazó a la política del primer ministro, Benjamín Netanyahu, en sus negociaciones con los palestinos. El proyecto de ley votado ayer en primera lectura implica el adelanto de los comicios al próximo mes de abril, un año y medio antes de lo previsto y al filo de que expire el plazo que se ha dado Yasir Arafat, para proclamar un Estado palestino.

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La propuesta de disolución de la Kneset recibió en su primera lectura 30 votos en contra -de diputados ultraortodoxos judíos y de algunos miembros del conservador Likud, el partido de Netanyahu- y cuatro abstenciones, mientras que otros cinco diputados no se encontraban presentes en la Cámara.Entre los que votaron a favor de la ley para disolver la Kneset figuraba el propio Netanyahu, quien declaró que iba a repetir su victoria electoral de 1996: "Volveré a triunfar en los comicios y de la manera más convincente". Los ministros de Defensa, Isaac Mordejai, y de Asuntos Exteriores, Ariel Sharon, también votaron a favor del adelanto de las elecciones.

Sus principales rivales en los comicios serán el líder del Partido Laborista, Ehud Barak, y un recién llegado a la política, Amon Lipkin Shahak, líder del nuevo Partido del Centro.

En un último intento por impedir que fuera aprobada la iniciativa de disolución presentada por la oposición de izquierdas, Netanyahu lanzó una desesperada propuesta para la formación de un Gobierno de unidad nacional que incluyese al Partido Laborista. Pero Barak se opuso frontalmente a la maniobra del primer ministro: "Nosotros estamos por la unidad nacional, pero no por una unidad que resulte de tapar con parches hondas diferencias ideológica: este Gobierno ya ha terminado sus días".

A falta de que se consume el trámite parlamentario de las segunda y tercera lecturas del proyecto de ley de disolución de la Kneset, en Israel ya ha comenzado la cuenta atrás electoral.

Plazo razonable

Tras el voto de ayer, que engloba tanto al grueso del Likud como al Partido Laborista por muy amplia mayoría, se espera de que sus respectivos líderes se pongan de acuerdo en la fecha de los comicios. Según dieron a entender ayer dirigentes de ambas grupos, las elecciones se llevarán a cabo en un plazo de entre 90 y 100 días, que la Comisión Electoral Central considera "razonable" para preparar los comicios.En el último momento, el partido ultraortodoxo Shas, miembro de la coalición de Gobierno, exhortó infructuosamente a Netanyahu y al Partido Laborista a dejar de lado sus planes electorales y formar un Gobierno de unidad nacional. Pero la atmósfera en el Parlamento hacía presagiar que todo estaba decidido: hasta el propio partido Likud de Netanyahu, que durante mucho tiempo se opuso a adelantar las elecciones, votó ayer a favor.

La convocatoria de elecciones anticipadas fue aprobada en votación preliminar, como primer paso de un proceso en el que restan aún otras dos votaciones parlamentarias, pero que diputados de todas las tendencias representadas en la Kneset dieron ayer ya por definido de antemano. En medio de la tormenta política desatada días atrás, al revelar el propio Netanyahu su apoyo al adelanto tras darse cuenta de que había perdido la mayoría para conducir una política estable, comenzó la carrera hacia las urnas.

A pesar de ello, en el último momento, el jefe del Gobierno intentó conseguir apoyo a su política, colocando en el eje del debate el proceso de paz con los palestinos. "Si no logro mayoría en favor de la resolución aprobada por el Gabinete, que incluye la exigencia a los palestinos de cumplir con lo que se comprometieron en Washington, iremos a las elecciones".

En este torbellino preelectoral, ayer todo eran contactos políticos y especulaciones acerca de posibles nuevos candidatos, pero nadie podía olvidar que lo que había precipitado la crisis, era precisamente el proceso de paz. Esto quedó en evidencia tanto en el discurso de Netanyahu como en el del laborista Barak.

Ceder ante Arafat

"No rompemos el acuerdo de Oslo, como exigen de un lado", afirmó Netanyahu haciendo referencia a las presiones de la extrema derecha, "ni tampoco estamos dispuestos a ceder ante Arafat y la Autoridad Palestina, permitiendo que no cumplan sus compromisos, como exigen del otro lado", agregó, en alusión directa a la oposición de izquierdas.En su opinión, los desafíos que inevitablemente serán las cuestiones centrales en las nuevas elecciones son terminantes: "El destino de Jerusalén y otros territorios, las fronteras del país, el futuro de nuestra vida con los palestinos". De hecho, se trata de los asuntos claves en las negociaciones con los palestinos que ya deberían estar próximas a un acuerdo, ya que en el mes de mayo Arafat puede anunciar la declaración unilateral de un Estado palestino independiente.

Y precisamente por ser esta la situación en el proceso de paz, el jefe laborista Barak centró en este punto su ataque a Netanyahu, aunque hizo referencia también a la crisis socioeconómica. "Este Gobierno abandona el proceso de paz, fracasó en su camino", dijo Barak en la Kneset.

Arafat eludió pronunciarse ayer sobre lo que denominó "asuntos internos de Israel", pero advirtió que el Gobierno israelí "tendrá que seguir cumpliendo con el acuerdo de Wye" aunque se anticipen las elecciones. Precisamente ayer, la Kneset había rechazado también las cinco condiciones impuestas por el Gobierno de Netanyahu a los palestinos.

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