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Una exposición antológica de Aurelio Arteta trata de mostrar que hizo arte para la inmensa mayoría

Aurelio Arteta (Bilbao, 1879-México, 1940) mantuvo con su pintura un constante equilibrio entre la tradición y la incorporación del lenguaje de la vanguardia que imperaba en el panorama europeo de la época. Al cumplirse el 75 aniversario de su nombramiento como primer director del Museo de Arte Moderno de Bilbao, el germen del actual Museo de Bellas Artes, una exposición antológica trata de mostrar a través de un recorrido por 70 obras, que Arteta hizo "un arte para la inmensa mayoría", dice el comisario de la exposición, Edorta Kortadi. La muestra se inaugura hoy.

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Edorta Kortadi (Tolosa, 1946), profesor de Historia del arte en la unidad de la Universidad de Deusto en San Sebastián dedicó su tesis doctoral a la figura y la obra de Arteta. La investigación realizada durante años se ha llevado ahora a la práctica con la organización de la exposición Aurelio Arteta. Una mirada esencial, una antológica que reúne 70 piezas, en buena parte apenas conocidas por ser propiedad de coleccionistas privados. "Son hitos en la trayectoria de Arteta", asegura Kortadi. La exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 15 de marzo. Arteta dejó su impronta en el Museo de Arte Moderno, heredada después por el Museo de Bellas Artes. "La primera política de adquisiciones con criterio moderno fue planteada por Aurelio Arteta y el equipo que le rodeaba", recuerda Kortadi. "No sólo respondió a sus gustos, sino que demostró una apertura de mente que permitió incorporar a la colección obra muy diversa y avanzada para la época". Visión global La exposición antológica que conmemora el 75 aniversario de la llegada de Arteta a la dirección del museo se inscribe en los proyectos de revisión de los grandes nombres del panorama artístico vasco anterior a 1936, y que han permitido recuperar una visión global del trabajo de artistas como José María Ucelay, Adolfo Guiard, Ignacio Zuloaga o Antonio de Guezala. Kortadi subraya que la pintura de Arteta fue un intento de casar tradición y vanguardia. "Arteta, como Vázquez Díaz o Picasso, fue un gran humanista. Es la figura del hombre y de la mujer lo que verdaderamente le interesa; como cree que la vanguardia lo niega, trata de hacer una arte para la inmensa mayoría". Kortadi defiende que el planteamiento artístico responde a cuestiones ideológicas. "A su republicanismo y su tendencia hacia un socialismo de carácter no orgánico. No era un hombre de carné de partido, sino comprometido con unas ideas socialistas y, digamos, vasquistas". El trabajo de Kortadi quiere acabar de despejar el desconocimiento de algunos aspectos de la obra de Arteta. "La historiografía más reciente ha puesto el acento en estudiar las vanguardias, pero el arte moderno en España no sólo lo crean los Picasso, Miró y Dalí", señala. "Junto a ellos también hubo un plantel de pintores como Vázquez Díaz, Suñer o Arteta, que querían realizar un arte clásico cuyo referente internacional fue Cézanne". Su gran mérito fue, en opinión del investigador, intentar una síntesis entre el clasicismo y la modernidad. "Ha llegado el momento de ver qué había alrededor de los grandes vanguardistas, de estudiar los artistas de su entorno". Kortadi se pregunta por qué Arteta no llegó a meterse de lleno en el lenguaje de las vanguardias. "Conoció a Puvis de Chavannes, Toulouse-Lautrec y Gauguin y al volver a casa intentó hacer una síntesis partiendo de repertorios cercanos. ¿Por qué no dio el paso a la vanguardia? Probablemente porque su educación fue deficiente y por su compromiso ideológico y su deseo de llegar a la mayoría. Como García Lorca, trató de recoger la tradición y darle formas nuevas. Fue un hombre de clase, en una época en la que la pintura abstracta era sinónimo de clases burguesas". Kortadi recuerda el papel definitivo que tuvo en la resonancia alcanzada por Arteta el mecenas Ricardo Bastida, el arquitecto que le encargó los frescos para la sede del Banco de Bilbao en Madrid y, posteriormente, los murales muy poco conocidos del seminario de Logroño. Ésta última obra refleja el carácter del artista: se retrató como el último apostol, Mateo. "Fue un hombre sencillo y modesto", asegura Kortadi. Pinturas al fresco El comisario de la exposición lamenta que Arteta no llegara a realizar grandes pinturas al fresco en el País Vasco, ya que perdió la oportunidad de pintar la iglesia de San Telmo, en San Sebastián. "[Jorge] Oteiza siempre ha dicho que la generación más joven esperaba que Arteta se convirtiera en lo que Rivera u Orozco habían sido al muralismo mexicano. Se truncó con el estallido de la guerra civil y el exilio". Kortadi cree que los artistas vascos posteriores - y cita, entre otros, a Montes Iturrioz y Menchu Gal- han sufrido la tendencia a crear arquetipos, "a veces con cierto manierismo", de baserritarras, arrantzales, y gentes del mundo industrial al estilo de Arteta. "Pero también han heredado el estar inmersos en corrientes internacionales", añade. "Él fue el primero en intentar la síntesis entre ser vasco e internacional". La investigación de Kortadi sobre Arteta ha sido exhaustiva, hasta descubrir, por ejemplo, los detalles de su muerte en México en el diario de una mujer de origen vasco. "Mi labor ha sido desgranar los datos que ya se conocían sobre Arteta, aportar una lectura crítica y recopilar más de 400 obras", resume.

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