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"El bando de la moral también ha cometido muchos crímenes"

Amelia Castilla

Tras 25 años de ausencia, el escritor Roberto Bolaño (Santiago, 1953) regresó hace unas semanas a su país. Dejó Chile cuando era un joven poeta, después de pasar ocho días detenido tras el golpe, y ha vuelto convertido en un escritor de prestigio. Bolaño, que ayer presentó en Barcelona su última novela, Los detectives salvajes (premio Anagrama de Narrativa), se ha encontrado con un país "homofóbico y totalmente jerarquizado", pero sus críticas alcanzan a todos: "El 11 de septiembre de 1973. en Chile se cometieron miles de traiciones", asegura. "El bando de la moral y el de la izquierda también ha cometido muchos crímenes".A Bolaño le sorprende el abismo que separa la percepción y la memoria de las personas. La ocasión se la brindó hace un par de semanas el encuentro con un amigo "cabal" en Chile: "Mi amigo, que era uno de esos tipos que iba armado por la calle tras producirse el golpe de Pinochet, me recordó la noche en que fuimos descubiertos por una patrulla militar por quebrar el toque de queda. Él tiene claro que salieron corriendo detrás nuestro y disparando sus fusiles, pero yo sólo recuerdo que corríamos como locos saltando tapias. Es más, creo que no llegamos ni a ver a los soldados, sólo les intuimos a través de los faros del vehículo y los tiros procedían de cualquier otro lugar. En esos días posteriores al golpe se oían disparos por todos lados".

Cambiar el mundo

El autor de Llamadas telefónicas sigue defendiendo que el objetivo final sigue siendo cambiar el mundo -"pertenezco a una generación latinoamericana que se dejó la piel y la vida por defender la libertad"-, pero el exilio le ha vuelto crítico con todos y especialmente con la izquierda. En las calles de Santiago ha descubierto lo que es la fama. La gente le reconoce y le pide autógrafos por donde vaya, algo completamente inesperado para este escritor, al que le gusta pasar inadvertido, según aseguraba la semana pasada en Madrid. La aureola que rodea a este peculiar narrador entre las nuevas generaciones chilenas no se corresponde con el éxito de ventas. Algo que en parte comprende, dado el alto precio que tienen los libros en Chile: "Sólo compra literatura la clase media alta. Si yo viviera en ese país no podría comprarlos tampoco", puntualiza. Viste traje y jersey negro y sólo el cuello de la camisa, blanco con rayas azules, pone un poco de color a su atuendo. "Cuando vives tanto tiempo en el extranjero, te conviertes en un extranjero permanente. Me siento más en casa en España que en Chile, aunque me siento chileno", asegura sin asomo de nostalgia.Bolaño vive desde hace 20 años en España. Ahora tiene su residencia en Blanes, un pequeño pueblo frente al Mediterráneo, donde el escritor tiene todo lo que necesita. Allí ha escrito en el último año y medio Los detectives salvajes, pero también le puso el punto final a Llamadas telefónicas, el libro de relatos con el que saltó a la fama en España, y la novela Estrella distante. Bolaño abandonó Chile cuando tenía 15 años. Se fue con sus padres a México y regresó en 1973, cinco años más tarde, para colaborar como poeta con el proceso revolucionario, pero a los tres meses, cuando aún coqueteaba con qué fracción iba a trabajar, estalló el golpe. Fue detenido como miles de chilenos y pasó ocho días en una comisaría. Salió en libertad sin cargos, pero en cuanto pudo regresó a México, donde siguió escribiendo versos.

Su literatura es un reflejo de lo que ha sido su vida. En su nueva novela, como en la mayor parte de su obra, tienen un protagonismo especial los suramericanos perdidos por Europa y la literatura. "Los escritores son simples representaciones de diversos tipos humanos y de diferentes actitudes ante la miseria", dice. También son recurrentes en su obra el sexo y el crimen, entendido como "transgresión y pesadilla de la que no hay vuelta atrás".

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