Algo falla
Por circunstancias no muy frecuentes en la vida académica de un profesor universitario, he tenido la oportunidad de participar como tribunal en un concurso-oposición a una plaza de colaborador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la rama de física teórica (al que se pueden presentar astrofísicos, físicos de partículas, físicos matemáticos, físicos moleculares, físicos nucleares, etcétera). Firmaron esta convocatoria 31 investigadores y se presentaron de hecho 17. El nivel científico de los que tuvimos la oportunidad de escuchar y de analizar es impresionante para el tipo de plaza objeto del concurso. Todos publicaban sus trabajos en revistas científicas de muy alto factor impacto, todos tenían estancias posdoctorales largas en universidades extranjeras de prestigio, casi todos habían sido becarios del FPI (plan de formación de personal investigador) que indica un altísimo expediente académico, todos habían participado en seminarios, congresos internacionales, proyectos de investigación, etcétera. El nivel era tan alto que tuvimos que valorar aspectos bastante excepcionales en investigadores tan jóvenes: "factor impacto" personal de sus trabajos, años de estancia en centros extranjeros cuando eran contratados por éstos, proyectos de investigación obtenidos por ellos mismos, publicaciones científicas con ellos mismos como único firmante, etcétera. En concursos similares de otras áreas parece ser que ocurre algo parecido a lo que he relatado anteriormente. El final de este concurso sólo podía tener un resultado: sólo uno de estos investigadores obtendría la plaza. Mi reflexión personal acerca de esta experiencia es la siguiente: nuestro país ha realizado una considerable inversión en formar a unos licenciados en las diferentes ramas del conocimiento y en formarlos posteriormente como doctores. Por otra parte, obtener una beca de FPI y una beca para estancias posdoctorales en el extranjero significa por parte de nuestros universitarios el haber realizado un esfuerzo personal muy notable y el superar varias cribas consecutivas que en algunas áreas son especialmente duras. ¡Cómo es posible que este mismo país sea incapaz de absorber a esas personas tan bien formadas, con un nivel homologable a los investigadores de otros centros extranjeros de prestigio internacional! El hecho de que muchos de ellos realizan una tarea investigadora remunerada en diferentes universidades europeas y americanas es un índice claro y objetivo de sus niveles académicos. Sería lógico pensar que fuera su propio país el que se beneficiara de ese gran esfuerzo personal y colectivo. Sobre todo, cuando ellos mismos quieren poder investigar en su país. Algo falla en el engranaje para que estas cosas sucedan en un país europeo de economía relativamente modesta y con un potencial humano tan competente.- Catedrático de Química-Física. Universidad Autónoma de Madrid.
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