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Reportaje:

Las últimas nutrias de Madrid

Un estudio de Medio Ambiente revela que aún sobreviven 25 mustélidos en los ríos regionales

Vicente G. Olaya

En Madrid, comunidad que supera los cinco millones de habitantes, perviven aún unas 25 nutrias en libertad. Pero sólo habitan entre las aguas más límpidas de la región, y son muchas menos de las que existían hace cuarenta años. Un estudio elaborado por la Consejería de Medio Ambiente revela que esta especie se encuentra en clara regresión con respecto a la población estimada en los años sesenta, pero que aún es posible evitar su desaparición definitiva.De hecho, el informe destapa que, en algunas zonas de montaña, las nutrias han vuelto a ríos que habían abandonado hace décadas. Pero se cree que este regreso será sólo temporal, ya que se debe al fuerte periodo de lluvias de los últimos años.

La nutria -animal protegido por la legislación nacional e internacional- es un carnívoro de tamaño medio que vive siempre en las proximidades del agua. Tiene una pequeña cabeza, patas cortas con membranas interdigitales y una larga y musculosa cola que utiliza para propulsarse.

Hembras y machos viven separados y en territorios excluyentes. Las hembras eligen para vivir pequeñas corrientes de agua, donde resulta más fácil la pesca para mantener a las crías. Los machos prefieren las corrientes anchas: presas, lagunas y ríos caudalosos.

El informe señala que en la zona oeste de la sierra quedan aún nutrias en los ríos Alberche, Cofio y Perales, y en los arroyos Herreras, Tórtolas y de la Puebla. También se han visto estos animales en algunos puntos del pantano de San Juan.

En cambio, la especie ha desaparecido por completo en los últimos años de los ríos Manzanares y Guadarrama. La razón estriba en la "altísima contaminación" de las aguas. El Guadarrama, por ejemplo, tiene "tramos muy próximos a la muerte biológica".

En el caso del Manzanares, "y a pesar de los avisos recibidos que afirmaban la presencia de la especie en El Pardo, sólo se ha constatado la presencia de visones americanos". Estos animales pueden proceder de antiguos criaderos. Algunos escaparon y encontraron un hábitat adecuado para sobrevivir en los ríos cercanos.

En cambio, más difícil lo tienen las nutrias para sobrevivir en el Manzanares, ya que el "efecto barrera de Madrid y su periferia industrial" hacen "casi imposible" que pueda volver a este río.

En la zona norte de la región también se han descubierto nutrias en el tramo superior del Jarama, en los ríos Guadalix y Lozoya, en varios de sus afluentes, y en el embalse de El Atazar. Pero lo más sorprendente del informe es la constatación de que aún perviven algunos ejemplares en los ríos del sur: en concreto, en el Tajuña y en el Tajo.

Según los datos de la Consejería de Medio Ambiente, dentro del cauce del Tajuña, "la especie es fácilmente detectable hasta la población de Perales, donde desaparece". Los técnicos regionales acusan a las cementeras de Morata de Tajuña de ser las causantes de estos hechos. "Este tipo de industrias, junto con la extracción de áridos y las canteras, tienen efectos altamente negativos para la nutria, que necesita aguas con un mínimo de limpieza y oxigenación, al igual que sus presas", se indica. En el caso del río Tajo, esta especie logra unas aceptables condiciones de vida hasta las proximidades del municipio de Fuentidueña del Tajo. A partir de este punto, "las nutrias desaparecen, por presentar el río una alta contaminación de diversos tipos y orígenes". Las nutrias suelen tener dos o tres crías al año, que permanecen en el nido hasta los dos meses. Los cachorros se quedan con la madre más de un año debido al largo proceso que supone aprender las especializadas técnicas de captura de presas.

Las principales causas de mortandad en la Comunidad de Madrid de estos animales son los atropellos en carretera, la persecución directa, la contaminación por productos químicos y los largos periodos de sequía.

Ésta ha sido precisamente la única causa que los mustélidos han podido sortear con cierto éxito. Según el citado informe, las nutrias madrileñas se han especializado en la captura del cangrejo rojo americano (procambarus clarkii), una especie introducida en los ríos en décadas pasadas y que sobrevive a los grandes estiajes, algo que los peces no logran cuando las corrientes de agua menguan en exceso. Incluso se han dado casos de capturas de reptiles y aves en épocas de total sequía, y más en periodos reproductivos, cuando la nutria, además de comer ella, debe "alimentar a sus cachorros".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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