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Los médicos de Soto afirman que la cárcel limita los traslados a hospitales

Jan Martínez Ahrens

El equipo médico de la cárcel de Soto del Real, donde a finales de noviembre fallecieron dos reclusos, ha decidido salir a la luz y denunciar las carencias de su trabajo entre rejas. Para ello, los integrantes del servicio han firmado un escrito en el que se destaca, entre otros problemas, la presión que sufren los sanitarios por parte de la Administración Penitenciaria para limitar las salidas de reclusos a hospitales. También acusan a la Dirección de Prisiones por su "intervención permanente y arbitrista sobre las actividades y la organización sanitaria".En la cárcel de Soto, con una población de 1.500 reclusos, han muerto 37 internos desde su inauguración en 1995. Los dos últimos fallecimientos -ocurridos en menos de 24 horas, entre el 24 y 25 de noviembre- correspondieron a dos toxicómanos que seguían un tratamiento de metadona.

El equipo médico, formado por unas 40 personas, aclara en su texto que su intención primera es que se esclarezca la muerte de los presos. Para esto confía en la investigación judicial y en "los controles administrativos" (en referencia a las pesquisas abiertas por el Ministerio del Interior). Pasa luego a describir las condiciones de trabajo en la prisión, donde las consultas médicas se celebran al fondo del módulo de internamiento.

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Guardias y refuerzos

Los médicos denuncian la escasez de medios y personal de la cárcel de Soto

En esta línea, la petición de los trabajadores para que la dirección de Instituciones Penitenciarias contrate refuerzos médicos para las guardias en festivos y fines de semana se ha saldado con el fracaso. "La respuesta fue que los mismos médicos del centro reforzaran las mañanas en las guardias de 24 horas", indica el texto.Esta situación se agrava, a juicio de los firmantes del escrito, en la medida en que la sanidad penitenciaria no está integrada funcionalmente en el resto del sistema sanitario.

Este hecho dificulta el seguimiento de los enfermos con patologías que precisan recursos técnicos ausentes en los centros penitenciarios. Por ello, el equipo médico pide desligarse de la dependencia jerárquica de la Administración penitenciaria y convertirse en un "servicio más de la comunidad a los ciudadanos reclusos". Este rechazo a su dependencia del Ministerio del Interior responde, según los médicos, a que la Administración penitenciaria presiona a los médicos en tres sentidos: "exigencia de nuevas actividades médico-administrativas sobre cualquier tema mínimamente conflictivo sin aportar nuevos medios", "presión para limitar las salidas a hospitales" e "intervención permanente y arbitrista sobre las actividades y organización sanitaria".

Instituciones Penitenciarias, conocedora del texto, declinó ayer responder a las críticas del equipo sanitario.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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