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Una carpa con faltas de ortografía

"Y ahora, a dar la vuelta". Esa es la reacción más frecuente de la gente que se topa con la carpa municipal instalada frente a la catedral de Barcelona. Un espacio que, en otros años por estas fechas, estaba ocupado por las personas que visitaban la feria de Santa Llúcia y que se confundía con la que, por motivos varios, se mueve por el barrio antiguo. Juntos formaban y forman una muchedumbre a cuyos movimientos pone trabas la dichosa carpa. Es, para los peatones, el equivalente a centenares de coches mal aparcados: obstruye, molesta, incomoda e irrita. Las administraciones tienen tendencia a exponer su ombligo. En esta carpa está el municipal, como en la que se instaló en el Moll de la Fusta bajo el lema Ara és demà estaba el ombligo del Gobierno catalán. Ombligo visto desde arriba, es decir, desde uno mismo y con la decidida voluntad de encontrarlo bello. El Ejecutivo catalán tenía, además, la coartada de que la exposición estaba pagada a medias por no pocas empresas. La instalación ha costado 100 millones de pesetas, según fuentes municipales, incluida la edición de los folletos que se ofrece gratuitamente a los incautos. La organización de esta exposición depende directamente de la alcaldía de Barcelona. Dentro de la carpa hay unas señoritas que ayudan al visitante. Sobre todo a que no se sienta solo. Hay momentos en los que las azafatas son más numerosas que las visitas. Y se entiende, poco hay que ver y ese poco es de interés aún más escaso. El montaje -con faltas de ortografía y puntuación- es un paseo por el tópico, organizado desde una estética que no se sabe si se quiere expresionista o es que ahorra luz. Los mensajes invitan a la perplejidad. Gracias a ellos se puede saber que Sant Andreu es "la puerta a Europa hacia el mañana", sea eso lo que sea y sin que nadie se moleste en añadir una referencia necesaria: ¿dónde cae la puerta del ayer o de la semana pasada? Una posibilidad es que se halle en el Eixample ya que se dice de este distrito que en él "El siglo XIX al día". La referencia a Les Corts es, en cambio, más concreta: "Información, deporte y ocio en torno a la Diagonal". El mensaje de Sant Martí es universalizante: "Todo un mundo de oportunidades para ti", reza la pantalla si se pulsa el interruptor adecuado. Los organizadores han optado por evocaciones futuristas para el ámbito dedicado a los servicios sociales. Futurismo aquí significa música tecno y un sistema tipográfico digitalizante en el que la admiración se confunde con cualquier otra cosa. Eso sí, el visitante sale sabiendo, porque lo ha leído en un panel, que "Barcelona fabrica inteligencia". No es difícil descubrirla: está en la calle, no en la carpa.

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