Los dos Chiles en Downing Street
Era una mezcla de rabia, decepción, júbilo y esperanza lo que estalló ayer a las puertas del número 10 de Downing Street minutos después de que el ministro británico del Interior, Jack Straw, dio la luz verde para la extradición del exdictador chileno Augusto Pinochet a España."¡Viva Jack, viva Baltasar, viva Chile!" coreaban emocionados los chilenos a los que Pinochet envió al exilio a partir del cruento golpe de septiembre de 1973. "¡Comunistas, culeados, vendepatrias!", les gritó lívida una de las mujeres admiradoras del general arrestado en Surrey y que formaba parte del contingente de la derecha chilena que ha venido a Londres para emprender un último e infructuoso esfuerzo para que Pinochet se libre de ir a parar ante un tribunal español.
Fue una jornada tensa. Por la mañana, un grupo de políticos propinochetistas llevaron hasta el Ministerio del Interior un maletín azul que, según dijeron, contenía una carta firmada por 50.000 chilenos que quieren ver a su general libre y de regreso en su país. Luego, una manifestación de unos 200 simpatizantes del general se instaló frente a la calle de ingreso de Downing Street. Muchos vestían chalecos blancos con inscripciones de "Chile es libre" y ondeaban grandes banderas chilenas. Otros, al borde de las lágrimas, coreaban consignas como "¡Pinochet, gran libertador!".
"El Gobierno de Aznar no ha tenido una posición definida con respecto a la soberanía de Chile", declaró una viuda chilena llamada Marjorie Johnson, Su marido, el teniente chileno Luis Carevic, un zapador del Ejército pereció en 1973 intentando desactivar una bomba "de los terroristas que actuaban con el apoyo de los 15.000 cubanos que vinieron a Chile gracias a Allende", dijo. Antes de conocerse el fallo de Straw, muchos derechistas chilenos se habían enfundado ya en chaquetas impermeables amarillas sin más adorno que la inscripción "Injusticia" y la bandera chilena.
Fue precisamente ese el mensaje que la exprimera ministra conservadora Margaret Thatcher, la amiga de Pinochet, lanzó inmediatamente después de conocerse la noticia. La baronesa describió la decisión de Straw como "un grave error". Thatcher dijo que Straw, tuvo oportunidad de sacar a Londres de un apuro, pero optó por actuar "con criterio político". Richard Bunting, de Amnistía Internacional, declaró que "la decisión adoptada por el ministro del Interior constituye el albor de una nueva era". Jorge Pinto, un exiliado desde hace 22 años, exhibía ante las cámaras un billete para viajar a Santiago y celebrar con sus compatriotas "el triunfo de la justicia gracias a España".
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