Hermetismo de la Policía sobre el agricultor que murió degollado y castrado
No hay por el momento versiones oficiales que arrojen luz sobre el móvil del crimen que en la tarde del pasado sábado acabó de forma brutal con la vida de Juan Manuel Fernández Rodríguez, un agricultor de 37 años que fue degollado y castrado en su domicilio, situado en la zona conocida como Rambla Lechuga, a las afueras de la capital almeriense. La Policía de Almería asegura que mantienen varias líneas de investigación abiertas y, aunque ayer no quiso ofrecer algún dato concreto sobre el modo en el que avanzan las pesquisas sobre el suceso, sí confirmaron que están trabajando de forma especial en una hipótesis concreta. Los responsables de la investigación no dieron más datos sobre la línea de investigación, aunque sí aseguraron que es "la que va más avanzada". La posible implicación de una mujer como inductora del crimen podría tener que ver con la hipótesis que maneja la Policía, según se desprende de los comentarios extra oficiales más insistentes. Tampoco se ha descartado la posibilidad de que el móvil del crimen pudiera estar relacionado con una venganza pasional. Unos datos que ya maneja la Policía son los referentes a la autopsia del cadáver de Juan Manuel Fernández Rodríguez. Pero tampoco ha trascendido nada sobre este aspecto, debido al mutismo con el que se están desarrollando las investigaciones. Sin embargo, sí cobra peso la idea de que el crimen tuvo que ser cometido por más de una persona. Así parece confirmarlo, tanto el ensañamiento que demostraban las condiciones en las que fue hallado el cadáver, como los testimonios de vecinos de la víctima que han asegurado que en la tarde noche del sábado vieron salir de la casa a unas personas que huyeron de forma precipitada en un ciclomotor. Durante todo el día de ayer la Policía seguía tomando declaración a personas que habían conocido al agricultor asesinado. "Estamos trabajando en la calle y en la comisaría para poder establecer un hilo del que empezar a tirar", aseguraron ayer fuentes relacionadas con la investigación. La víctima se había instalado hace unos 10 años en El Alquián, barriada de la capital almeriense en la que residía. Su trabajo como agricultor se desarrollaba en los invernaderos de la zona. En El Alquián viven también los tres hermanos (dos mujeres y un varón) y la madre del asesinado.
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