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"Dado que el presidente no es el rey, debe cumplir las leyes del mismo modo que el resto de nosotros"

"Dado que el presidente no es el rey, él o ella debe cumplir las leyes del mismo modo que el resto de nosotros", declaró ayer en la colina del Capitolio Barbara Battalino, una psicóloga de un hospital de California que cumple una sentencia de detención domiciliaria por mentir bajo juramento en un juicio civil, al negar haber sostenido relaciones sexuales mutuamente consentidas con un paciente. Battalino fue una de las dos mujeres que ayer comparecieron ante el comité de Asuntos Judiciales para contar que han sido condenadas por la justicia de EE UU por hechos semejantes a los protagonizados por Bill Clinton en el caso Lewinsky. La otra fue Pam Parsons, ex entrenadora del equipo femenino de baloncesto de la universidad de Carolina del Sur, que se declaró culpable de perjurio por desmentir su aventura consentida con una estudiante. Parsons, por lo demás, se declaró políticamente partidaria de Clinton, "uno de los mejores presidentes que hemos tenido".La audiencia de ayer, la segunda pública tras la protagonizada por Kenneth Starr, había sido orquestada por la mayoría republicana del comité para atajar un argumento empleado por algunos defensores de Clinton: que mentir respecto a la propia vida sexual en un caso civil no es castigado en EE UU. En este país hay 113 personas encarceladas por perjurio por sentencias de tribunales federales.

Battalino y Parsons no son las únicas personas castigadas por mentir al intentar proteger su intimidad en casos civiles. Si éstos tienen que ver con acoso sexual, relaciones con menores de edad o práctica del sexo con subordinados en el lugar de trabajo, el acusado está obligado a decir la verdad. El pasado enero, Clinton negó bajo juramento haber sostenido relaciones sexuales con una becaria en la Casa Blanca. Y lo hizo ante la juez que instruía un caso de acoso sexual, el presentado por Paula Jones, en el que Clinton era el acusado.

Henry Hyde, presidente republicano del comité, acusó ayer a los demócratas de "doble rasero". "Es muy perturbador que gente que se declara defensora de los débiles argumente que los poderosos deben ser exonerados cuando violan las leyes", declaró. Los demócratas centraron su defensa del presidente en que el presunto perjurio cometido por Clinton en el caso Lewinsky no entra dentro del campo de los "serios crímenes y fechorías" que permiten al Congreso deponer al presidente.

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