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Alemania busca el apoyo de Francia para la nueva financiación de la UE

Pilar Bonet

Alemania y Francia iniciaron ayer en Potsdam, en las cercanías de Berlín, la primera cumbre bilateral en la que participa el nuevo Gobierno de coalición rojiverde alemán, dirigido por el socialdemócrata Gerhard Schröder. La búsqueda de un compromiso sobre la futura financiación de la UE para el periodo 2000-2006 (Agenda 2000) es el tema central del encuentro, cuyo objetivo es fortalecer la relación bilateral.

Para subrayar este objetivo, Schröder ha querido que esta primera cumbre, que termina esta tarde, se celebre con la presencia de los 15 ministros que forman su Gabinete. Al margen de los aspectos bilaterales y la marcada dimensión cultural del evento, la atención de los observadores políticos internacionales está centrada en la discusión sobre la Agenda 2000.Este tema ya ha sido objeto de debate durante una reciente visita de trabajo del presidente francés, Jacques Chirac, a Bonn y será tratado durante la cumbre de la Unión Europea, que se celebrará en Viena los próximos días 11 y 12 de diciembre.

Bonn, que encabeza el frente de los países ricos en su enfoque sobre la reforma de la comunidad, está tratando de conseguir el apoyo de París para sus planes de renacionalizar parcialmente la política agrícola común con el fin de reducir su contribución a las arcas de la Unión Europea.

Algunos observadores han creído detectar signos de debilidad en la postura francesa en relación a los fondos agrícolas. Pero el secretario de Estado del Ministerio de Exteriores alemán, Günther Verheugen, manifestó ayer que todavía no hay acuerdo entre los dos países con vistas a disminuir las aportaciones de Alemania, que es el mayor contribuyente neto a los presupuestos de la Unión Europea.

En una entrevista radiofónica, Verheugen manifestó que continuaban las discrepancias sobre el apoyo financiero para la agricultura. Medios diplomáticos alemanes opinan que Francia podría hacer concesiones en el campo de la política agrícola común, de la cual se beneficia claramente, a cambio de ciertas contrapartidas en otros sectores.

En una reciente visita a Bruselas, el canciller Gerhard Schröder insistió en su deseo de resolver el "desequilibrio" de la aportación alemana a la Unión Europea, que supone 22.000 millones de marcos (alrededor de 1,8 billones de pesetas). Alemania se hará cargo de la presidencia de la Unión Europea el próximo mes de enero, y entre los objetivos de su mandato de seis meses se ha fijado la armonización de los impuestos, un pacto de empleo europeo, profundos cambios en la política agrícola y una "mayor justicia de las contribuciones".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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