Ramón-Llin aboga por las plantas transgénicas para paliar el hambre
La consejera de Agricultura, Pesca y Alimentación, María Ángeles Ramón-Llin, aseguró ayer que la biotecnología "no puede ser despreciada por ningún país", ya que son muchas las posibilidades que ofrece la modificación genética para el desarrollo de plantas resistentes a enfermedades y para la obtención de productos mejores y más baratos. A su juicio, la obtención de plantas más tolerantes a condiciones adversas "permitirá cultivar extensas zonas improductivas y con ello resolver el problema del hambre en el mundo". La consejera hizo estas declaraciones ayer en Valencia, en la inauguración de las jornadas sobre Alimentos transgénicos: objetivos y valores, que se celebran en la UIMP. En su opinión, el único sistema para evitar la polémica que genera la manipulación genética de los alimentos es establecer controles "rigurosos". "Confío en la ética de los investigadores para rechazar cualquier ensayo que pueda resultar nocivo", dijo. Por su parte, el director de las jornadas, Emilio Muñoz, señaló que los alimentos transgénicos son los que ofrecen mayor seguridad, aunque el "riesgo cero" es difícil de conseguir. Muñoz señaló que este tipo de alimentos (aquellos en cuyo diseño se han utilizado técnicas de ingeniería genética), son sometidos a severos controles y no tienen por qué perjudicar a la salud ni más ni menos que cualquier otro alimento. Las plagas y la sequía Entre las ventajas de los alimentos transgénicos, los expertos destacan su alto poder nutritivo, su resistencia a las plagas y a la sequía, además de las mejoras que introducen en los métodos de cultivo. En este sentido, Muñoz sostiene que la biotecnología puede servir de plataforma de despegue a los países en vías de desarrollo: "Los campesinos del Tercer Mundo no pueden permitirse el uso de herbicidas caros, pero pueden recurrir a variedades transgénicas resistentes a las plagas". Según los datos aportados en estas jornadas, en España hay cerca de 40 empresas que utilizan técnicas biotecnológicas en el sector de la agricultura y la alimentación. Hasta ahora se han aprobado semillas de colza, tabaco y soja que toleran los herbicidas y varias semillas de maiz que resisten a las plagas, entre otros productos. En palabras de Muñoz, la Unión Europea exige el etiquetado para este tipo de productos, aunque no para los alimentos obtenidos a partir de materias primas transgénicas, como los vinos elaborados con uvas modificadas genéticamente. Daniel Ramón, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC, considera que un ejemplo claro del beneficio que se puede extraer de este tipo de alimentos lo constituye una variedad de patata transgénica que, al contener un gen de la toxina del cólera, es capaz de inmunizar contra la enfermedad, lo que significa que la vacuna es el propio vegetal.
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