Coartada perfecta

El cuarteto Angel toma su nombre de una histórica canción de Jimmy Hendrix, pero eso no quiere decir que a Paolo Fresu, su director, le haya entrado de repente la fiebre psicodélica. Más bien parece indicar que el soberbio trompetista italiano ha decidido crear una fuerza de otra índole, aunque igualmente poderosa, para contrarrestar la inercia del espléndido quinteto que ha mantenido unido durante casi 15 años a mayor gloria del jazz europeo.Quizá alertado por una perfección ya demasiado cómoda, ha buscado una coartada para imprimir ese giro valiente, y la ha encontrado en un guitarrista nacido en París de padres vietnamitas que hace religión de la mezcla sonora.

Influencias

En el segundo concierto del Especial Italia, incluido con buen juicio en el cartel del festival madrileño, Nguyên Lê advirtió desde el principio que sigue una dieta musical variada y rica que acoge diferentes palos africanos, la influencia oriental, el jazz de John Coltrane y, por supuesto, el rock de Hendrix.Fresu le dejó mover en total libertad, gozando con los contrastes que creaba la escarpada aspereza de la guitarra con el legato dócil y luminoso de su fiscorno y el sentir introvertido y lírico de su trompeta.

Así, la sesión discurrió en un sugerente ir y venir entre texturas abrasivas de inequívoco origen rockero y atmósferas vaporosas, creadas sobre todo en clásicos como Everything happens to me o I fall in love too easily. Roberto Gatto, un maravilloso batería con raro instinto tímbrico, y Furio di Castri, contrabajista de sonoridad nítida y enorme aplomo armónico, contribuyeron a hermanar dos mundos estilísticos que sólo el prejuicio podía juzgar antagónicos.