Emociones intensas

Esta delicada rara avis del pop francés realizó una deliciosa escala en Madrid para presentar su segundo disco, una joyita llamada The Last Goodbye. El estilo de este quinteto es una exquisita mezcolanza de pop, trip hop, neo-bossa y otros sonidos de textura leve y belleza evanescente. Su directo, con respecto a su sonido en disco, apenas ofreció variación alguna, a excepción de una mayor aspereza en los ritmos -cuánto ganaría este grupo si llevara el apoyo de ritmos pregrabados- y la sustitución de algunos arreglos de vientos por el más infantil sonido de unos sintetizadores. Al frente, defendiendo las canciones, la encantadora presencia de la cantante Alex magnetizaba ojos y oídos con una suavidad que parece directamente extraída de un filme francés de los años sesenta. A su alrededor, un grupo compacto de músicos que maneja bien las referencias del pop moderno. En cuanto a las canciones, la banda repasó sus dos primeros álbumes ante un público que sabía a lo que venía y que disfrutó sobremanera del ambiente, tan relajado y nada rockista, que destilan temas como la añeja Be my star o las más recientes y excitantes The naked kiss, la ensoñadora Baby blue o una preciosidad de melodía llamada New One. Fue un excelente concierto de un grupo inusual pero fácil de admirar por sus valores claramente diferentes a lo que la normalidad del pop ofrece cada día.