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CERCO AL EX DICTADOR

Temor a una campaña de represalias si los lores deciden en contra de la inmunidad del general

Los 40.000 españoles registrados en Chile tienen puestos hoy sus ojos en Londres. El veredicto de la Cámara de los Lores no sólo afectará al futuro de Augusto Pinochet sino también al de la colonia extranjera más numerosa de Chile. Un fallo adverso al ex general provocaría, sin duda, las iras de los sectores más radicalizados de la ultraderecha, capaces de pasar de las palabras a los hechos. Según sea el veredicto de los lores, los españoles residentes en Chile pueden convertirse de la noche a la mañana en el objetivo principal de la acción de los grupos incontrolados de la extrema derecha.

"Las amenazas en Chile hay que tomarlas en serio", dice Luis Cid, presidente de la Asociación de Instituciones Españoles de Chile, "porque hay 6.000 ex agentes de la DINA y de la CNI [policía política de la dictadura] capaces de cualquier cosa". Aunque nadie habla de atentados, la colectividad española ha reforzado las medidas de seguridad, especialmente en la residencia del embajador, Juan Manuel Egea -protegida en su interior por varios agentes del GEO-, colegios españoles y edificios de las principales empresas como Compañía de Telecomunicaciones de Chile (con participación mayoritaria de Telefónica Internacional), Banco Santander y Endesa. Algunos directivos se mueven con escolta. "Hay muchos billetes de avión comprados por si hay que salir corriendo", reconocen fuentes de la embajada.Amenazas y medidas de presión económica han sido hasta ahora los dos efectos de la detención de Pinochet sobre la colectividad y los intereses españoles en Chile. Las amenazas más serias han estado dirigidas a CTC e Iberia, que han sufrido falsas alarmas de bomba contra sus oficinas. Las llamadas telefónicas anónimas llueven en la sede de la Oficina Comercial Española. "Cuídense", "Vigile su auto", son algunos de los avisos que pueden considerarse suaves. En otros casos, ya sea por vía telefónica o por fax, las amenazas son sencillamente una retahíla de insultos del peor gusto.

En el terreno estrictamente económico, en el Banco Santander se ha producido una retirada de fondos y en otros casos ha habido clientes que se han negado a hablar con el oficial de cuentas si es español. Dirigentes de la derecha pinochetista, como la diputada de la Unión Demócrata Independiente (UDI) Evelyn Mathei, hija de un ex miembro de la Junta militar, ha pedido públicamente un boicoteo a los productos españoles y británicos. Poco después de la detención de Pinochet, grupos de mujeres de la alta burguesía santiaguina salieron a la calle para pedir dicha medida de presión.

Las que corren mayor riesgo son las pequeñas y medianas empresas, que ya ahora sienten en alguna medida los efectos del rechazo chileno "a lo español". "Quien tiene el negocio en la calle, como los restaurantes, lo está notando en mayor medida", señala Luis Cid. Así lo reconocen Martín Martínez, vasco de Hondarribia y propietario del restaurante Miraolas, y Luis Fernández y su esposa Mariví, del Madroñal.

En todo caso, buena parte de estos locales están en los barrios acomodados de la capital chilena, habitados y frecuentados por los sectores sociales en los que el ex general goza de mayores simpatías. Empresas no tan pequeñas como El Corte Inglés, que en Chile tiene una distribuidora de equipos informáticos y una agencia de viajes, han experimentado un notable descenso en su cartera de pedidos.

Algunas voces de la derecha más recalcitrante han solicitado, con pocas posibilidades de éxito, la suspensión de los contratos de venta de dos submarinos Escorpene a la Marina chilena por parte de un consorcio hispano-francés entre Bazán y DCN. La cancelación de dicha operación conllevaría un elevado coste para el Estado chileno, que tendría que pagar una penalización de 200 millones de dólares. La que sí podría resultar afectada es la venta de unas fragatas, en fase de discusión.

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La Cámara de Comercio, según declara su presidente, ya está pensando en superar los efectos de la crisis provocada por la detención de Pinochet y para ello tiene en cartera una campaña para mejorar la imagen tanto de Chile como de España, que se pondrá en marcha en cuanto se dilucide el futuro del ex general.

No hay que olvidar que en el periodo acumulado que va desde 1974 (un año después del golpe militar) a 1998, España ha sido el tercer inversor extranjero en Chile, detrás de Estados Unidos y Canadá, y por delante del Reino Unido, según cifras de la oficina comercial española. En el año que termina es probable que la inversión española dé un salto y pase a ocupar el segundo lugar, por el efecto de la compra del 8% del Banco Hipotecario y de Fomento (BHIF) por parte del BBV (23,5 millones de dólares), que ha logrado a través de una ampliación de capital el 55% de dicho banco.

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