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El análisis de ADN revoluciona la botánica y obliga a reclasificar el reino de las plantas

Un centenar de científicos descubre parentescos insospechados entre muchas especies

Isabel Ferrer

Un loto y un nenúfar ya no son los parientes próximos que aparentan ser. Los sencillos plátanos, árboles que adornan numerosos paseos y plazas de todo el mundo, aparecen ahora como el familiar más cercano de la flor sagrada del budismo. Es una de las muchas y sorprendentes conclusiones a las que ha llegado el equipo científico internacional del Royal Botanic Gardens, situado en Kew (Londres), utilizando los análisis del ADN para reescribir las relaciones de parentesco entre las plantas. Los datos suponen una verdadera revolución de la ciencia de la botánica.

Carl von Linneo era un botánico sueco dotado de un gran poder de observación. Su clasificación sistemática de las especies de plantas conocidas en el siglo XVIII legó a la posteridad la nomenclatura latina para darles un nombre y describir sus grupos. Pero, no contentos con examinar de cerca el aspecto de las flores, sus colegas del borde del siglo XXI han echado un vistazo a su código genético. Y la sorpresa ha sido mayúscula.Su trabajo ha contado con el apoyo de un centenar de expertos y otras dos instituciones, la universidad sueca de Upsala y la estadounidense de Harvard. A lo largo de siete años, y a las órdenes del británico Mark Chase, han comparado los genes de las 565 familias conocidas de plantas con flor. Cuando el estudio definitivo sea publicado el próximo mes en la revista Annals of the Missouri Botanical Garden, el lector descubrirá, por ejemplo, que la papaya, una fruta caribeña, no tiene nada que ver con otra igualmente exótica, la fruta de la pasión. La col, humilde planta comestible, es por el contrario su prima hermana. Lo peor es que la rosa, venerada en todo el mundo hasta el extremo de representar la quintaesencia femenina, está muy cerca de la ortiga, el endrino y los higos.

"Puede decirse que hemos hecho un verdadero descubrimiento. Nunca antes se había clasificado así un grupo amplio de organismos como las flores, vitales para la vida en la tierra y con un valor económico y científico evidente", ha declarado al rotativo The Independent el propio Mark Chase. Responsable con su equipo londinense de la mayoría de los análisis, reconoce que el poder de la biología molecular ha desbaratado "una clasificación tradicional basada sólo en la morfología" y sujeta a error.

A Linneo, un enamorado de las flores desde la infancia, le llevó toda la vida organizar su propio y enorme álbum botánico. Chase y los suyos han tardado casi una década en comparar el ADN vegetal a gran escala. Entre los genes examinados -tres por cada una de las 565 plantas que representan a todas las familias con flor- aparece el que controla la fotosíntesis. Dicho proceso metabólico sintetiza sustancias orgánicas utilizando la energía de la luz.

En el caso del loto (nelumbo nucifera) y el plátano de paseo (platanus hybrida) el nuevo parentesco mueve incluso a la sonrisa. La hermosa flor milenaria y sagrada de la India, China y el Tíbet tiene unos genes similares a los del único árbol que resistió en el pasado los humos y las nieblas de Londres, tan evocadores como contaminantes.

En el nuevo árbol genealógico propuesto ahora no quedan en pie ni las orquídeas, flor ornamental por antonomasia. Por bellos que sean los lirios, no guardan relación alguna con ellas. Y las ornamentales peonías, de flores rojas o rosáceas, ya no pueden considerarse unidas a las ranunculáceas (plantas herbáceas anuales).

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