En blanco y negro
John Boorman (Middlesex, Reino Unido, 1933) decidió rodar las dos horas y cinco minutos del metraje de El General en blanco y negro. "Hay dos razones", afirma el cineasta, "la primera es porque ésta es una película independiente, y nadie me podía impedir rodarla en blanco y negro, que es lo que yo quería hacer desde el principio, porque me encanta el blanco y negro". "Cuando yo empezaba a hacer cine, a principios de los años sesenta, se podía elegir, pero hoy, por desgracia, el blanco y negro es mucho más caro que el color", afirma Boorman."El segundo motivo", continúa, "es porque quería distanciar la película de la realidad. Teniendo en cuenta que los sucesos que cuenta son muy recientes y que la mayoría de las personas que aparecen están vivas, quería alejar la película".
"El color es nuestro mundo, pero el blanco y negro sigue siendo otra cosa, también es nuestro mundo pero a la vez es un mundo irreal", declara el director. "Además, con el blanco y negro se logra que esa misma distancia añada mayor intensidad a los personajes; al existir menos distracción para la mirada, la atención va más directa a los personajes".
Para Boorman, El General es, "básicamente, la historia de un personaje extraordinario". Un criminal contradictorio y atractivo fruto de una sociedad muy determinada. "En el fondo es un arquetipo, como tantos otros".
Para interpretar al delincuente (que estaba obsesionado con taparse siempre la cara) el director optó por el actor irlandés Brendan Gleeson y para interpretar al policía encargado de atraparle eligió al norteamericano John Voight. "Necesitaba un actor muy poderoso para ese papel. En realidad, contaba con otro actor, irlandés, que me falló a última hora. Entonces pensé en Voight, le dije que tenía un problema y que le necesitaba para el día siguiente y aceptó. Le presenté a un policía real que daba el tipo perfectamente y a los pocos días el actor no sólo hablaba igual que él sino que era igual que el policía".
