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John Boorman lleva al cine la historia de un excéntrico delincuente que robó en su casa

El cineasta recrea la vida del criminal Martin Cahill, asesinado por el IRA en 1994

Elsa Fernández-Santos

El primer contacto entre John Boorman y Martin Cahill fue en 1981, cuando el delincuente eligió la casa del cineasta como blanco. "Se llevó un disco de oro que había ganado por la música de la película Deliverance y varios muebles, entre ellos una cómoda del siglo XVIII que recuperé años después en un anticuario", relató ayer el cineasta durante la presentación de El General, la película que ha producido, escrito y dirigido sobre la vida de este ladrón, que murió asesinado por el IRA en 1994 . "Era un extravagante, un auténtico rebelde que se convirtió en un mito para la gente", añadió Boorman, que por este filme obtuvo el premio a la mejor dirección en el pasado Festival de Cannes.

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En blanco y negro

El General es el nombre por el que se conoce en Irlanda al criminal en el que se basa el filme de John Boorman. La película se estrenará en España dentro de dos meses, el próximo 29 de enero.Nacido en Hollyfield, uno de los barrios más pobres de Dublín, Martin Cahill comenzó de niño a hacer pequeños hurtos y pronto llegó a convertirse en una especie de Robin Hood moderno, robaba casas, bancos y joyerías, cuyos botines repartía, generalmente, entre su familia y amigos y, de vez en cuando, entre los pobres. A Cahill le gustaba desafiar a la policía con rocambolescos robos de los que siempre salió airoso. Además, se convirtió en un experto en Derecho y logró que todos los procesos en su contra fueran sobreseídos.

"Uno de sus trucos favoritos era ir a la policía y denunciar sus propios crímenes, algo que se podía permitir porque su rostro tardó mucho en ser conocido. Era un tipo alegre, divertido y exagerado, le gustaba desnudarse en público, enseñando todo su cuerpo menos la cara, que siempre se la tapaba. Pero también era un hombre muy violento, era profundamente contradictorio", explicó ayer John Boorman quien, a raíz del robo de su casa, empezó a seguir la pista del ladrón por la prensa. "Pero hasta su muerte jamás pensé en hacer una película sobre su vida". Cahill, acribillado a tiros en vísperas del alto el fuego de 1994, se convirtió a raíz de su muerte en una especie de leyenda popular. "Cuando el IRA reivindicó su muerte, un asesinato que nunca estuvo muy claro y del que siempre se dijo que fue gracias al consentimiento de la policía, un periodista de sucesos escribió un libro sobre él y fue a partir del libro cuando decidí rodar la película", explicó Boorman.

Entierro

"Su enfrentamiento con el IRA", añadió el cineasta, "le dio aún mayor popularidad, pero que el IRA lo matara dejó muy perpleja a la gente. A pesar de todo, a su entierro fueron cientos de personas. A la cabeza estaban su mujer y su amante [hermanas en el filme] llorando abrazadas, en la lápida pusieron un epitafio que firmaban sus "dos mujeres". Su enfrentamiento con el IRA era bastante lógico, ya que el IRA nunca aceptó que fuera un criminal independiente que rechazaba cualquier forma de poder, ya fuera de la policía o de una banda terrorista como ellos". Cahill, además, también se enfrentó a la Iglesia, a la que acusaba de nido de ricos avariciosos y pederastas.Para documentarse sobre el personaje, Boorman intentó ponerse en contacto con la viuda y la familia de Cahill, pero no logró nada. "Primero les llamé para que leyeran el guión. Lo envié a la casa de su viuda, pero jamás obtuve una respuesta. Cuando la película estaba terminada los invité a un pase especial para ellos, pero no aparecieron. Yo contaba con ello, Cahill se jactaba de vivir al margen de cualquier norma social, era un auténtico fuera de la ley, y sabía que su familia, por lealtad a su memoria, jamás respondería a mi invitación. Sólo logré hablar con su hermana, quien curiosamente me dijo que él sabía que iba a morir de un disparo y que además estaba convencido de que con su vida se acabaría haciendo una película".

John Boorman, que aunque nació en Inglaterra vive desde hace más de treinta años en Irlanda, asegura que ninguna de sus películas se parece, pero admite que entre El General y A quemarropa (la película que realizó en los años setenta con Lee Marvin de protagonista) sí existen zonas comunes. "Ambas arrancan con la muerte del criminal y quizá comparten un tono parecido", dice el director de Excalibur, La selva esmeralda y Esperanza y gloria, entre otros filmes. "Me gusta saltar de las grandes producciones a las pequeñas. Una película como Excalibur supone un gran esfuerzo por los gigantescos decorados y el vestuario. El General es una película más pequeña, más contenida y más fácil de rodar. Ambas formas me interesan".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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