Los Estados de EE UU aceptan 30 billones por sellar la paz en la 'guerra del tabaco'
Las tabacaleras evitan los juicios en el mayor acuerdo extrajudicial de la historia de aquel país
La guerra del tabaco en EE UU es historia. Y el precio de la paz son 30 billones de pesetas. Los Gobiernos de los 46 Estados que todavía no habían firmado ningún pacto con las tabacaleras -cuatro lo habían hecho anteriormente- lo suscribieron ayer en lo que se considera el mayor acuerdo extrajudicial en la historia de Estados Unidos. Después de cinco meses de negociación, las empresas pagarán 206.000 millones de dólares (unos 30 billones de pesetas) para cubrir los gastos sanitarios derivados del tabaquismo. La rúbrica del compromiso se celebrará la próxima semana.
El acuerdo resuelve las demandas presentadas individualmente por 37 Estados y evita futuras reclamaciones de aquellas administraciones que todavía no habían sentado a la industria del tabaco en el banquillo para recuperar los gastos médicos derivados del tabaquismo. Sin embargo, las empresas tabacaleras sí podrán ser llevadas a los tribunales por individuos o colectivos.Los Estados de Florida, Minnesota, Misisipí y Tejas ya habían llegado a acuerdos individuales con el sector del tabaco en los últimos meses, por un total de 40.000 millones de dólares (unos 6 billones de pesetas). Como referencia, los 30 billones del acuerdo cerrado ayer suponen algo más de la tercera parte del Producto Interior Bruto de España.
La negociación con la industria corrió a cargo de los fiscales generales de ocho Estados, con el deseo de ofrecer cualquier acuerdo al resto de las administraciones del país, como así fue. Por parte de las tabacaleras estaban presentes los cuatro principales fabricantes: Philip Morris, R.J. Reynolds, Lorillard y Brown & Williamson. El acuerdo logró ayer la cuadratura del círculo, porque también consiguió el apoyo de la única empresa que pretendía salirse del pacto y negociar por separado, Liggett Group.
Christine Gregoire, fiscal general del estado de Washington y portavoz de los representantes de las administraciones, anunció el apoyo conseguido a favor del acuerdo y aseguró que era "un gran día para los fiscales generales".
Gregoire utilizó uno de los personajes publicitarios de la industria para anunciar el pacto: "Joe Camel [el camello que representa a los cigarrillos del mismo nombre] y los suyos están en cuidados intensivos y habrán desaparecido en Abril". También anunció que "se desmontarán todos los carteles publicitarios y los ciudadanos podrán conocer toda la verdad sobre el tabaco".
Según los términos del acuerdo, las empresas tabacaleras se comprometen a pagar 206.000 millones de dólares (30 billones de pesetas) en un plazo de 25 años a partir del 2000.
Indemnización sanitaria
El pago se hace en concepto de indemnización a las autoridades sanitarias por el desembolso en facturas médicas que provoca el consumo masivo de tabaco. El acuerdo contempla la publicación de estudios internos de las compañías sobre los efectos nocivos del tabaco.También invertirán 1.700 millones de dólares (250.000 millones de pesetas) en estudiar el tabaquismo infantil y juvenil y en crear campañas para combatirlo. Como punto de partida, quedará prohibido utilizar personajes de cómic (como es el caso Joe Camel) en campañas publicitarias, y tampoco podrán anunciarse cigarrillos en carteles publicitarios ni en el transporte público. Ni siquiera estará permitido estampar el logotipo de una marca de cigarrillos en camisetas, gorras y objetos similares.
Como contrapartida, la industria no pagará ninguna multa si aumenta el consumo de tabaco en los grupos de edad infantil y juvenil, tal y como establecían acuerdos anteriores que fracasaron en su tramitación. El compromiso no proporciona tampoco un blindaje legal absoluto a la industria del tabaco: sólo quedarán resueltas las demandas de las autoridades de cada estado por los gastos médicos que genera el consumo de tabaco, pero quedan expuestas a reclamaciones individuales o de colectivos de trabajadores, similares a la indemnización conseguida hace meses por las azafatas de vuelo que se sentían perjudicadas por el humo que inhalaron cuando estaba permitido fumar en todos los vuelos.
Intentos frustrados
A partir de 1994, varios Estados comenzaron a presentar demandas contra las tabacaleras para recuperar el dinero invertido en los gastos médicos de los fumadores.La industria buscaba desde entonces un acuerdo global que en las dos ocasiones anteriores terminó en papel mojado.
El último intento de legislar la materia fue derrumbado por los republicanos del Senado y rechazado por la industria por ser demasiado costoso: contemplaba el pago de 526.000 millones de dólares (77 billones de pesetas).
Ahora, son las empresas las que han redactado los términos del acuerdo de forma extra-judicial y extrapolítica, y las que más satisfechas se muestran con el apoyo conseguido. No hay que olvidar que habría sido más oneroso para la industria tabacalera zanjar una a una todas las demandas presentadas contra ella.
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