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Un estudio con ciegos sugiere que el lenguaje gestual es innato

¿Porqué todo el mundo mueve de una forma parecida las manos cuando habla, sea cual sea su origen, cultura o lengua? ¿Se sigue sólo algún tipo de convención cultural y se copia lo que se observó en la infancia que hacían otros para comunicar conceptos similares? ¿O es que ese movimiento de manos nos ayuda a pensar? Nadie lo sabe realmente. Pero, para contestar estas preguntas, Jana Iverson y Susan Goldin-Meadow, de la Universidad de Indiana, en Bloomington (Estados Unidos), han realizado una serie de fascinantes experimentos de observación con niños y adolescentes ciegos congénitos, cuyos resultados acaban de ser publicados en el último número de Nature.El equipo comparó la cantidad y el tipo de gestos usados por dos grupos de chicos, de nueve a 19 años, a los que realizaron pruebas de razonamiento para sacarles gestos reconocibles y comparables. Un grupo estaba formado por ciegos de nacimiento y el otro, por videntes.

Las investigadoras se encontraron con que los participantes ciegos, incluso cuando hablaban a otros ciegos, usaban gestos más o menos parecidos en forma y porcentaje que los utilizados por los videntes para explicar los mismos conceptos. Además, todos los jóvenes, ciegos o no, usaban los hombros y las manos al hablar, con independencia de si sus interlocutores eran o no videntes.

Inocencia visual

"Aunque nuestra muestra era bastante pequeña, esto indica de forma muy sólida que los gestos van unidos a la forma de hablar", explica Iverson. "Nuestro trabajo ha estado inspirado parcialmente al observar que la gente mueve sus manos mientras habla por teléfono, pero deliberadamente escogimos estudiar el uso de los gestos de jóvenes ciegos congénitos, porque este grupo habrá tenido muy pocas oportunidades de aprender o copiar gestos de otros".Por ello, gracias a su inocencia visual, el uso que hacen estos ciegos de los gestos proporciona pistas que no pueden ser un producto de la cultura o de la necesidad. Además, concluyen las investigadoras, sus gestos pueden reflejar el razonamiento que subyace tras el discurso.

Iverson y Goldin-Meadow quieren ahora investigar los determinantes culturales de los gestos. "Se sabe que los videntes de diferentes lenguas gesticulan a diferentes velocidades", dicen. Y, como ejemplo, las investigadoras comparan la lentitud de los japoneses en su expresión con la famosa expresividad de los italianos.

"Lo que necesitamos investigar es si también es tan diferente la gesticulación de los ciegos congénitos de diferentes culturas. Dados nuestros hallazgos, esperaríamos que no fuera así, a menos que haya influencias culturales y lingüísticas en los gestos que se transmiten por vías distintas a la visual", concluye Jana Iverson.

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