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Yilmaz advierte a Italia que si concede asilo al kurdo Ocalan será cómplice de terroristas

La tensión entre Italia y Turquía provocada por la presencia en Roma de Abdullah Ocalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), puede desembocar en una crisis política de imprevisibles consecuencias. En una durísimas manifestaciones ante el Parlamento de Ankara, el primer ministro turco, Mesut Yimaz, reclamó de nuevo ayer la extradición de Ocalan y advirtió a Italia que, caso de no concederla, "compartirá la responsabilidad de todos los crímenes cometidos por el PKK". Massimo D"Alema, primer ministro italiano, respondió que Italia no admite amenazas.

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En Roma, donde un joven kurdo se prendió fuego en la plaza donde están concentrados desde el viernes centenares de seguidores de Ocalan (conocido como Apo), las palabras de Yilmaz tuvieron imediata réplica. El primer ministro, Massimo D´Alema, rechazó como "inaceptable" la acusación de complicidad terrorista, recordó que Italia "ha sido víctima del terrorismo" y aseguró que está decidida a mantener sus principios jurídicos y a "no tolerar intimidaciones". D´Alema pidió la solidaridad de Europa ante un problema que "no afecta sólo a Italia sino a toda Europa".Turquía no está dispuesta a rendirse en la batalla para conseguir la extradición de Apo, a quien Ankara responsabiliza de las cerca de 30.000 víctimas que se ha cobrado la guerra soterrada que se libra desde 1984 en la región sureste del país. El sentido, claramente favorable a otorgar a Ocalan el asilo político, de la declaración hecha el martes por D´Alema en la Cámara de Diputados, ha sido inmediatamente comprendido por Turquía, y las palabras pronunciadas por Yilmaz en el Parlamento son buena prueba de ello: "Pese a las declaraciones erróneas de algunos políticos italianos, el Gobierno espera que Roma no premie a un asesino, no estimule el terrorismo, ni confunda los delitos comunes con delitos políticos". A juicio del primer ministro turco, Italia "afronta una prueba histórica en nombre del mundo civilizado" y si fallara, "no sólo dejará una mancha profunda en su pasado, sino que sería una mancha que ningún Gobierno turco podría jamás olvidar". De momento, sólo EEUU, a través de un portavoz de segunda fila ha apoyado la petición turca de extradición.

El furor nacionalista que se ha desatado en el país a raíz de la detención de Abdullah Ocalan el pasado jueves en Roma, es sólo comparable al fanatismo demostrado por una parte de los seguidores de Apo, varios de los cuales se han autoinmolado en apoyo de su causa. Después de los dos seguidores del PKK que se prendieron fuego a lo bonzo el lunes en Moscú, uno de los cuales ha fallecido, Zulkuf Yilmaz, un refugiado kurdo residente en Suiza, se prendió fuego ayer en la plaza romana de Celimontana, lugar de concentración desde el viernes de los kurdos que reclaman la concesión del estatuto de refugiado a Ocalan. Según la Cruz Roja italiana, que le atendió inmediatamente, Yilmaz se encuentra muy grave.

El temor a que la tensión política desemboque en violencia indiscriminada está cada vez más fundado, a tenor del llamamiento hecho ayer por el primer ministro turco a los más de dos millones de turcos que viven en Europa para que presionen con todos los medios a su alcance para conseguir que Ocalan sea entregado a Turquía. El Ministerio de Telecomunicaciones turco ha prometido no cobrar los faxes a los ciudadanos que opten por enviar sus peticiones a las autoridades italianas, mientras, en Ankara, miles de personas se manifestaban ayer frente a la embajada italiana para protestar contra la favorable acogida que Roma dispensa a un hombre odiado por los turcos. Grupos de turcos y kurdos se enfrentaron el martes violentamente en un barrio de Bruselas, y en Atenas, los seguidores de Apo volvieron a salir ayer a la calle.

En tanto los jueces del tribunal de Apelación de Roma resuelven la cuestión de la extradicción de Ocalan -prácticamente inviable ya que la Constitución italiana prohíbe la extradición a países donde, caso de Turquía, está vigente la pena de muerte- y las autoridades estudian la petición de asilo, el caso Ocalan se ha convertido en un asunto de controversia en la vida pública italiana.

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Izquierda contra derecha

En Italia, donde el número de refugiados kurdos se ha quintuplicado en el último año (de 400 peticiones en 1997 se ha pasado a 2.000 en los primeros diez meses de este año), la práctica totalidad de los partidos que integran la coalición de centro-izquierda es partidaria de conceder el asilo a Apo -y esto incluye al ministro de Justicia, Oliviero Diliberto-, mientras los partidos del centro-derecha se muestran cada vez más reticentes. El líder de la separatista Liga Norte, Umberto Bossi, ha sido el más entusiasta defensor de Ocalan, al que ha calificado de héroe.Las declaraciones de Abdullah Ocalan publicadas ayer por el diario romano La Repubblica, en las que matiza considerablemente su anterior declaración contraria al terrorismo, han sembrado la inquietud en la derecha italiana que teme que el PKK instale en Italia poco menos que una base terrorista. A la pregunta de si tiene todavía algún valor la lucha armada para el PKK, el líder del principal grupo guerrillero kurdo contesta: "Continuar o no la lucha armada no depende de nosotros. ¿Qué otra elección nos queda sino la de defendernos de un régimen que no reconoce una tregua unilateral y que insiste en una rendición incondicional?".

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