Para Hugh Thomas los esclavos del siglo XX viven peor que los del XV
El historiador británico presenta en Madrid su dolorosa investigación
La esclavitud fue abolida el pasado siglo, pero el tráfico esclavista de mano de obra humana continuó y todavía se mantiene, aunque no institucionalizada, en países como Mauritania y Sudán, dice el historiador británico Hugh Thomas, que ha estado la pasada semana en Madrid presentando su libro La trata de esclavos, editado por Planeta. A su juicio, los esclavos de este siglo viven en peores condiciones que los del siglo XV.
Hugh Thomas (Windsor, 1931), que ha dedicado cinco años a la investigación de La trata de esclavos, desde sus inicios portugueses en el siglo XV hasta sus finales en Cuba en el XIX, cree que los citados países no son los únicos que traficaron con seres humanos. Como ejemplo cita la situación vivida en los campos de concentración nazis, los campos de detenidos políticos rusos o la explotación de que son objeto ahora algunos emigrantes ilegales.En este último caso, la situación puede llegar a ser tan desesperada que seguramente preferirían vivir como las personas que trabajaban en las haciendas de azúcar cubanas o en las plantaciones estadounidenses: "Viven peor que en el siglo XV, pero la diferencia es que al menos les queda la posibilidad de cambiar de vida", dijo el historiador.
Thomas, que nada más llegar a Madrid visitó a su barbero habitual en la capital española, llegó a este encuentro con un traje azul marino en el que eran evidentes los restos del pelo recién cortado, una camisa blanca y una corbata. La esclavitud, a juicio del hispanista, es una institución casi tan antigua como la historia de la humanidad. "La cristiandad lo aceptó de la misma manera que los musulmanes. El mundo de la Grecia y la Roma antiguas construyó con el fin de la esclavitud. En la Edad Media, las guerras entre musulmanes y cristianos incrementaron el número de esclavos, pues en lugar de matar a los prisioneros se les esclavizaba", afirma Thomas. De hecho, la palabra esclavo es una derivación de eslavo, raza a la que pertenecían la mayor parte de los esclavos en la España musulmana. "La diferencia", aclara, "estaba en el viaje. El desplazamiento desde África a América era feroz y cruel, mientras que el tránsito desde África occidental hasta el Mediterráneo fue menos destructivo". Entre 1492 y 1870 fueron transportados más de 10 millones de negros desde África hasta América. Un 10%, según los cálculos de este historiador, murió en el camino.
Entre los comerciantes de esclavos se daban casos curiosos, como los que les bautizaban antes de iniciar el viaje. "Muchos tratantes creían que hacer un esclavo era salvar un alma", dice el autor de La guerra civil española. Según los datos conseguidos en el Archivo de Indias de Sevilla o en el Archivo Histórico Nacional (sus principales fuentes de la investigación), los más negreros fueron los portugueses, seguidos de ingleses, franceses, holandeses y españoles; los hombres jóvenes eran los más valoradas, frente a mujeres, niños y ancianos.
El tráfico sexual no era una excepción, y se practicaba especialmente en el servicio doméstico. Los datos aportados por Thomas son estremecedores: "Casi todas las casas de Boston en el XVIII tenían uno o dos esclavos". Tras este libro de 900 páginas, Thomas volverá a trabajar en su Diccionario de conquistadores, que ya tiene bastante avanzado.
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