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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Olvido

Son 50 kilómetros cuadrados, entre las dos principales comarcas mineras de Asturias, los que nos muestran la cruda realidad del desmantelamiento minero. Cinco son las letras necesarias para formar el nombre de ese valle, al que basta con pronunciarlo para que a nuestras mentes llegue la tristeza, la frustración y la desolación. Turón, así se llama un pueblo, sin palabras a sociólogos y estadistas, donde los datos nos describen cómo es posible que un valle que fue el centro de la actividad minera, con más de una docena de pozos, que albergó a miles de habitantes, en el que cientos de mineros penetraron diariamente en sus entrañas para extraer el tan deseado como negro mineral, pase de ser sinónimo de prosperidad, empleo y progreso a representar el enigma de la crisis o el conejillo de Indias con el que políticos y hombres de mina, que jugaron a ser dioses, ensayaron su reconversión.Hablar de Turón es hablar de cierres, de emigración, de paro, de frustración... Cerraron, uno a uno, todos los pozos que existían. Abandonaron los castilletes y se fueron, dejando solo a un pueblo. Cien años de mina, de esfuerzos, de sufrimiento y de muerte a cambio de nada. Despojado de su riqueza mineral, ni Hunosa, ni el Gobierno regional, ni el Ayuntamiento de Mieres se preocupan de articular proyectos alternativos para los habitantes del valle. Hoy, los castilletes no son más que amasijos de hierro que acumulan óxido y olvido. Mucho olvido.-

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