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Un poeta

La concesión del Premio Nacional de Poesía viene a reconocer los méritos de un libro, Objetos perdidos, pero también una trayectoria de 70 años dedicados a la poesía. Discreto, elegante, señor del campo andaluz, gentleman que pasó en Inglaterra años decisivos, alejado de los ruidos y rumores de la sociedad literaria, toda su obra poética posee ese sello distintivo.La tradición británica ha sido, en efecto, decisiva en su quehacer: desde el gran jesuita Gerard Manley Hopkins hasta T. S. Eliot. En la poesía inglesa ha aprendido Muñoz Rojas la soltura y llaneza del verso libre, la claridad expresiva, la necesidad de que la escritura lírica se nutra siempre de sustancias conceptuales operativas, también la capacidad para articular un discurso orgánico y extenso. Por edad, Muñoz Rojas pertenece a la llamada generación del 36, aunque, casi un niño aún, siguió las andanzas malagueñas de la generación del 27, de la que siempre se ha considerado discípulo.

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Muñoz Rojas ha sido también un sonetista espléndido, como lo corroboran sus Sonetos de amor por un autor indiferente: la indiferencia se refiere a la impersonalidad del autor; es indiferente quién sea el autor de esos versos; lo que importa es que son versos de amor, bastante más frescos y personales que los amanerados sonetos del garcilasismo imperial y falangistón.

Existe consenso casi unánime en que la obra poética mayor del poeta antequerano son los Cantos a Rosa, uno de los más deliciosos y profundos poemarios de amor de estos últimos decenios. No se ha premiado en Muñoz Rojas al poeta viejo, tampoco a un poeta póstumo, circunstancia que alguna vez se ha dado en estos premios; se ha premiado, bien al contrario, a un poeta en activo, según acredita la obra galardonada, Objetos perdidos, donde con mano ágil y joven el poeta se interroga sobre el sentido del mundo. Con dramatismo, pero sin excesivos patetismos. Esperemos que los antólogos tomen nota de la significación de este premio y actúen en consecuencia, cosa que hasta ahora han hecho poco. El premio debiera significar la normalización de la obra del autor en la memoria poética española. Ojalá sea así.

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