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IC propone un plan integral de transporte para el Camp de Tarragona El sistema actual dificulta la comunicación entre las poblaciones

El Camp de Tarragona incluye las comarcas del Alt Camp, Baix Camp y Tarragonès. A despecho de la geografía oficial, se trata de una unidad territorial cuyos residentes se comunican entre sí diariamente. Su población es de 343.572 habitantes. Esta conurbación carece, sin embargo, de un plan unitario de transportes, lo que hace que algunos recorridos, cortos en distancia, se conviertan en trayectos largos si se emplea el transporte público. Para paliar la situación, IC propone un plan integrado.

Tarragona está bien comunicada por tren con la zona norte de la ciudad, pero escasamente con el sur y el interior. Además, las estaciones de tren y de autobuses de Tarragona, Reus y Valls no están coordinadas entre sí ni, por supuesto, disponen de un sistema tarifario integrado. El área carece de metro y tranvía, y la mayor parte de los traslados acaban por hacerse en vehículo privado o en autobús, con altos costes de tiempo. El estudio que ha realizado IC de la comarca, cuyo cargo más representativo es la concejal de Tarragona Dolors Comas, indica que, sumando el tiempo medio de espera y el de desplazamiento, ir desde Tarragona a Reus supone unos 37 minutos, que se convierten en 55 para llegar a Vila-seca, 48 hasta Cambrils y llegan a una hora si el destino es El Vendrell y a 66 minutos para ir hasta Valls. Si estos tiempos son considerables, ateniéndose a lo escaso de la distancia, más lo son los que exige el desplazamiento desde Reus. Para llegar a Vila-seca se tarda (con espera incluida y teniendo en cuenta la escasez de coches) 4 horas y 50 minutos; ir de Reus a Cambrils supone 1 hora y37 minutos, y 58 minutos llegar a Salou. Esta situación se traduce en un claro predominio del uso del transporte privado, de consecuencias indeseadas. Entre otras, supone un notable consumo energético, el aumento de emisiones de anhídrido carbónico, una importante contaminación acústica y una congestión creciente de las áreas urbanas con una ocupación desproporcionada de la ciudad por el coche. El coche ocupa, según el estudio de IC, el 60% del espacio urbano, pese a que sólo representa el 40% de los desplazamientos en el área de Tarragona. La propuesta de IC parte del rechazo a la alta inversión que supone el AVE y la sugerencia de destinar este dinero a mejorar las líneas de cercanías y las conexiones regionales. A partir de ahí, se propone la creación de una autoridad del transporte que unifique los movimientos de las diferentes líneas que coexisten de forma descoordinada en la zona. El objetivo es recuperar la ciudad para el peatón. Para ello es necesarias, afirman, la coordinación de los horarios, de forma que se posibiliten las correspondencias entre diversas líneas complementarias, y la estructuración de líneas urbanas que unan las grandes poblaciones. Como ejemplo se sugieren las líneas Tarragona-Altafulla-Torredembarra, Reus-Castellvell-Almoster y Cambrils-Salou-Tarragona y Reus. Asimismo, deberían crearse líneas mixtas con recorridos dentro de la ciudad y que se prolongaran hasta las poblaciones limítrofes. Tales serían las líneas Reus-Tarragona, Tarragona-Constantí-Reus y Tarragona-Vila-seca-Reus. Todo ello coordinado con la organización de los servicios de cercanías de Renfe, que deberían mejorar, además de la construcción de un metro ligero Tarragona-Reus.

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