_
_
_
_
_
Reportaje:

Hacia los polos de Marte

Los científicos planean la exploración de los casquetes marcianos ante las próximas misiones

Steve Clifford, del Lunar and Planetary Institute de la NASA, parece un cantante country, un John Denver redivivo; Jim Rice, de la Universidad de Arizona, se diría sacado de Siete novias para siete hermanos; y, con sus largos cabellos blancos y su desaliño, Dave Fisher, del Servicio Geológico de Canadá, es un vivo retrato del entrañable científico de Regreso al futuro. Los tres organizadores de la Primera Conferencia Internacional sobre la exploración científica de los polos de Marte, que ha tenido lugar cerca de Houston, Texas, entre el 18 y el 22 de Octubre, son una muestra perfecta del centenar largo de asistentes. Porque hay aquí dos generaciones de científicos, ninguna convencional: las corbatas son rarísimas, los jóvenes coletudos predominan y, en un hermoso acto de humildad, una de las sesiones estelares fue moderada por dos treintañeros, que dieron turnos de palabra a todas las figuras de la ciencia marciana.Los vocacionales del espacio forman algo parecido a una comunidad de pioneros, con fuertes lazos internos. Pero en este caso se abrieron para unir sus fuerzas con un grupo de científicos terrestres: los glaciólogos, que en Groenlandia y la Antártida están intentando extraer de los casquetes de hielo el secreto de nuestro clima. La pregunta que dio origen a la conferencia es: ¿Hasta qué punto valen las técnicas y las analogías terrestres para ayudarnos a comprender los pequeños casquetes de hielo marcianos? Por ejemplo, ¿podría existir bajo el hielo de Marte un lago como el que recientes sondeos cerca de la base Vostok detectan dentro del hielo antártico?

Oasis

Por el momento, estos hipotéticos depósitos de agua líquida en Marte (que podrían ser oasis para microbios) son sólo una esperanza, pero los glaciólogos y los científicos planetarios están afinando sus instrumentos para detectarlos. El primer objetivo es comprender a fondo la formación y permanencia del hielo en Marte: ¿Ha habido en el planeta rojo, como las hubo en la Tierra, épocas sin hielo? El casquete glaciar del Polo Norte marciano y los terrenos que lo rodean (llamados depósitos bandeados polares, y que parecen sedimentos transportados por el hielo) no presentan ni una sola huella de impacto. Esto, en términos planetarios, significa una edad joven, de igual manera que un mueble recién adquirido, o recién barnizado, está libre de arañazos. Quizá este hielo y sus depósitos tienen solamente unos 100.000 años.Esto demostraría que importantes cambios morfológicos se han producido en Marte en el pasado reciente; pero entonces, ¿por qué, en cambio, el pequeño casquete del Polo Sur muestra cráteres de impacto que podrían indicar una antigüedad de unos mil millones de años? Y, ¿cómo se explican los gigantescos cañones (hasta mil metros de profundidad) excavados en ellos? La hipótesis clásica los atribuye al viento, pero sus cabeceras en forma de herradura recuerdan demasiado a las de las cataratas terrestres, Niágara o Iguazú. ¿Riadas descomunales provocadas por volcanes que funden el hielo, como el que en 1996 explotó bajo un glaciar de Islandia? Si el guión es éste, el interés aumenta: un ambiente con agua líquida y calor es uno de los favoritos de los exobiólogos, los buscadores de Vida fuera de la Tierra

Pero el tema básico de la conferencia no fue la vida, sino el agua. Por supuesto que ésta es necesaria para la vida que conocemos, pero también es el elemento clave para comprender el clima marciano (¿hubo océanos, estables o efímeros?) y también, dada la sequedad actual del planeta, un recurso esencial para futuros exploradores.

Todo el mundo coincide en que hay agua helada en el subsuelo de Marte, rellenando los poros de un terreno llamado, como en la tundra terrestre, permafrost. Pero nadie sabe la cantidad de agua que almacena el permafrost marciano. En cuanto a los casquetes polares, la situación es compleja, porque el hielo de agua y el de CO2 están mezclados entre sí y con el omnipresente polvo rojo marciano, en proporciones tambien desconocidas. Y además existe, la esperanza de encontrar agua líquida bajo los casquetes glaciares marcianos: los glaciares de nuestro planeta se funden a causa del calor transmitido por las rocas, y por ello suelen tener una lámina de agua en su base.

Aparte de la hipotética agua líquida, los polos de Marte pueden encerrar uno de los tesoros científicos más codiciados por los planetólogos: una biblioteca que relate la historia del clima de Marte, y de la influencia solar en él. En efecto, la mayoría de los científicos que estudian Marte cree que las variaciones de luminosidad del Sol, los posibles cambios en el eje de rotación del planeta, o la probable alternancia de climas benignos y extremos, han debido quedar registrados en los depósitos bandeados.

Incógnitas

Para comenzar a atacar este conjunto de incógnitas, el próximo mes de julio una sonda automática de la NASA, Polar Lander, aterrizará en los los sedimentos glaciares, a 900 km del polo Sur, mientras su nave nodriza, Mars Climate Observer, permanece en órbita.En 1971, Carl Sagan sugirió que podrían encontrarse en Marte residuos de microbios que hubiesen prosperado bajo antiguos climas benignos. Hoy, los exobiólogos buscan, además de posibles depósitos de agua, hábitats marcianos (como fondos de lagos, o ríos desecados) en los que haya existido agua, superficial o subterránea. En la sesión dedicada a la hipotética vida en Marte, la presencia de David McKay, el padre del meteorito marciano ALH84001, sobre cuyo posible contenido biológico tanto se ha especulado, era un atractivo. Ralph Harvey, el director del programa de búsqueda de meteoritos antárticos, recordó las diversas oleadas de entusiasmo que han sacudido a los terrestres en relación con la vida en Marte, desde los cambios de color advertidos por los astrónomos del siglo XIX hasta los canales de Schiaparelli, la falsa alarma ante los primeros resultados de los experimentos biológicos de Viking, o...ALH84001. Alertó sobre el daño que podría causar a la credibilidad de las ciencias planetarias la generación de grandes expectativas sobre la vida marciana; y planteó la posibilidad de que meteoritos terrestres hubiesen caído sobre Marte, contaminándolo biológicamente.

La gran esperanza de los exobiólogos son hoy los psicrófilos, organismos terrestres que viven en ambientes helados (como es el permafrost marciano), pero medran en las películas salinas que rodean a los granos. Por ello, un lugar privilegiado en la búsqueda de vida será el borde de los casquetes polares, donde se podrían acumular líquidos salados procedentes de la base del hielo. Un problema de esta idea es que nadie está muy seguro de que los casquetes polares marcianos sean estables, ni siquiera de cuánto tiempo hace que se formaron. Si fuesen recientes, se evaporaría la posibilidad de encontrar en ellos memoria del clima (¿y de la vida?) de Marte.

El futuro

Una segunda conferencia se anuncia para el año 2000 en Islandia. Para entonces se sabrá si Mars Climate Observer ha despejado algunas de las incógnitas anteriores. La misión Mars 2001 de la NASA estará ya lista, y la europea Mars Express, que debe despegar el 2003, en fase avanzada de construcción. ¿Y los astronautas? Tendrán que esperar como mínimo hasta Junio del 2014, si los presupuestos no dicen otra cosa. Por el momento, las próximas naves que partan hacia Marte transportarán medidores de radiación, analizadores médicos del polvo -para detectar posibles sustancias peligrosas-, sistemas piloto de producción demetano a partir del CO2 -combustible para el regreso de futuras naves tripuladas-, y equipos de navegación ultraprecisos. Poco a poco, el camino de Marte se va abriendo para el hombre.

Francisco Anguita es profesor de Planetología en la Complutense.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_