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Reportaje:

El Tribunal de Estrasburgo condenó 447 violaciones de los derechos humanos

Desde hoy, 40 jueces permanentes protegerán a unos 800 millones de europeos de 40 Estados

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, dependiente del Consejo de Europa, ha condenado, durante sus primeros 40 años de existencia, a 24 países por un total de 447 violaciones de los derechos humanos. A partir de hoy desaparece la comisión que actuaba de filtro de las demandas y los 40 jueces del tribunal -uno por cada Estado del Consejo de Europa- se convertirán en permanentes para la mejor protección de unos 800 millones de europeos.

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TRIBUNALESLa reciente incorporación de los países del Este al Consejo de Europa ha planteado a la jurisdicción de derechos humanos de Estrasburgo el desafío de atender las posibles demandas de las decenas de millones de unos países con menos cultura democrática que los occidentales.Por el momento, en los escasos meses o años transcurridos desde que son posibles las demandas contra tales países, Rusia ha sido objeto de cuatro, Letonia de tres y Albania de una sola demanda (véase el cuadro adjunto). Y ninguna de esas demandas ha desencadenado una condena del Tribunal de Estrasburgo, ni siquiera una sentencia.

En cambio, Estados con larga tradición democrática como el Reino Unido o Francia, fundadores del Consejo de Europa, han sido repetidamente condenados -52 veces cada uno- por vulnerar los derechos humanos. A la cabeza está Italia, con 101 violaciones.

Más de la mitad de las violaciones se refieren al derecho a un juicio justo -que incluye un proceso público y equitativo, un plazo razonable, un juez o tribunal imparcial, el respeto a la presunción de inocencia y el derecho de defensa-, seguidas por las detenciones provisionales arbitrarias, la libertad de expresión y el derecho a la vida privada.

No siempre se corresponde el número de condenas con el de demandas presentadas. El alto número de demandas se debe, en unas ocasiones, a la ausencia de tribunales internos de amparo de los derechos humanos -caso típico es el Reino Unido- o a una elevada cultura de la reclamación, en contraste con los países del Este europeo.

Alemania se lleva la palma por el volumen de reclamaciones formuladas -6.849-, seguida del Reino Unido -6.007-, Francia -4.616- e Italia -4.528-. Sin embargo, las demandas admitidas fueron sólo 80 contra Alemania, 438 contra el Reino Unido y 569 contra Francia. Italia es, además de campeón de condenas, el país contra el que se admitieron más demandas: 2.122.

Hasta ahora la Comisión Europea de Derechos Humanos actuaba de filtro y retrasaba el acceso al Tribunal. Desde hoy, las demandas, directamente dirigidas ya al tribunal, serán admitidas por tres de sus 40 jueces. Después, una sala de siete jueces decidirá sobre el fondo del asunto. Y cuando la cuestión planteada sea de especial importancia o su resolución entrañe contradicción con la jurisprudencia anterior, la sala la formarán 17 jueces.

Hasta ahora, quienes consideraban vulnerados los derechos humanos, si los jueces de su país no le protegían, podían recurrir a Estrasburgo y, tras la sentencia de este tribunal, "sólo cabe el recurso a Dios", decían algunos abogados. Ahora Dios ha sido sustituido por el propio Tribunal de Estrasburgo, ya que, en casos excepcionales, las sentencias de la sala de siete jueces podrán ser recurridas.

Jack Hanning, director de los servicios informativos del Consejo de Europa, manifestó esta semana en Madrid, en un encuentro con la Asociación de Periodistas Europeos, que, tras los primeros 50 años de vigencia del convenio y 40 de funcionamiento del tribunal, "estamos en un momento histórico".

Hanning contempla como decisiva, para acelerar los procesos, la permanencia en Estrasburgo de los 40 jueces europeos, hasta ahora esporádica. Y recuerda que, por cierto, la reforma se pondrá en marcha con sólo 39, porque el juez ruso, Vladímir Toumanov, falleció recientemente en Estrasburgo, en accidente de tráfico, y no ha sido sustituido.

Por su parte, el embajador permanente de España en el Consejo de Europa, Guillermo Kirkpatrick, resalta la importancia que seguirá desempeñando el Comité de Ministros para la ejecución de las sentencias y para propiciar que el Estado afectado modifique la legislación vulneradora de los derechos humanos o repare con equidad el daño causado.

El Tribunal de Estrasburgo, que no puede anular las sentencias de los órganos judiciales internos, ni actúa como tribunal penal, debe su prestigio, más que a las condenas que impone -muchas veces, meras reparaciones económicas-, a la autoridad jurídica de sus decisiones, muy razonadas y claras.

El último presidente, el noruego Rolv Ryssdal, que permaneció al frente del tribunal desde 1985 hasta su fallecimiento, en febrero de 1998, contribuyó notablemente a ese prestigio y fue artífice de la reforma que no podrá ver. El presidente de la nueva etapa, con la que el tribunal entrará en el siglo XXI, será el suizo Luzius Wildhaber, de 61 años.

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