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CERCO AL EX DICTADOR

El general logra la libertad provisional, pero seguirá en una clínica vigilado por la policía

ENVIADO ESPECIALAugusto Pinochet está teóricamente en libertad desde la tarde de ayer. Pero no podrá salir de un lujoso hospital del norte de Londres al que fue trasladado, al parecer por razones de seguridad, el pasado jueves y en el que sigue vigilado permanentemente por la policía. Un juez del Tribunal Supremo inglés accedió ayer a la petición de los abogados del exdictador de concederle la libertad provisional, aunque, en la práctica, apenas cambia su situación de detenido a la espera de que la Cámara de los Lores decida en firme si confirma o no su inmunidad.

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En una vista a la que no asistió Pinochet y que duró apenas 10 minutos, el juez del Tribunal Supremo Stephen Richards, concedió la libertad provisional, sin fijar una fianza. "A la luz de lo que se ha dicho, en particular en nombre del Gobierno de España y de la Policía Metropolitana [de Londres], me parece que la concesión de la libertad en estos términos es apropiada", dijo el magistrado antes de establecer las condiciones: que Pinochet permanezca en el hospital Grovelands Priory "en todo momento" y que sea "custodiado por la policía en todo momento".El juez Richards, que ya tomó parte en la decisión del Tribunal Supremo de reconocer la inmunidad de Pinochet en su condición de exjefe de Estado, precisó que el objetivo de su resolución de ayer era mantener la situación "a la espera de de que la Cámara de los Lores [máxima instancia judicial británica] vea la apelación". El magistrado advirtió, no obstante, que sólo se deberán imponer a Pinochet "las restricciones que sean necesarias".

El exdictador seguirá así detenido de hecho hasta que la Cámara de los Lores se pronuncie, si bien a partir de ahora podrá recibir libremente las visitas de familiares, allegados y otras personas que el autorice sin que la policía pueda impedirlo, así como moverse libremente dentro del recinto hospitalario.

Lucía Hiriart, esposa del exdictador, aseguró ayer que éste se encuentra cansado de la situación que vive y que con frecuencia pregunta cuándo va a poder regresar a Chile. Según Hiriart, Pinochet está de mal humor y apático, y ni siquiera presta atención cuando se le habla. "Augusto perdió la sonrisa que tenía. Las pocas veces que ha hablado con Chile ha sido para decir que quiere volver", relató su mujer.

Por razones que aún se ignoran oficialmente, el juez de distrito que, en principio, iba ayer a considerar la petición de libertad provisional para Pinochet había suspendido la vista en la mañana de ayer, oficialmente porque no tenía toda la documentación del caso. Pero fue el Tribunal Supremo inglés el que asumió el caso. Las fuentes consultadas en la Administración de justicia británica no supieron facilitar una explicación del cambio de instancia judicial acordado a última hora, aunque los abogados del general chileno dejaron entrever que habían solicitado que el caso pasase al Alto Tribunal en razón de sus dificultades administrativas y prácticas.

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Michael Caplam, uno de los abogados británicos de Pinochet, precisó que el equipo de letrados había solicitado la concesión de la libertad en los mismos términos -sin abandonar el hospital y bajo vigilancia policial- en los que fue acordada por el juez. Los fiscales británicos que representan en la causa al juez Baltasar Garzón tampoco se opusieron a que se otorgase la libertad provisional, ya que en su opinión no cambia nada la situación del exdictador.

Para Caplam, la decisión del juez Richards es una buena noticia para Pinochet, ya que "se establece el principio de libertad [de su cliente], que hace difícil volver atrás si se abriese otra causa". Y agregó: "Una vez que la tienes [la libertad], es difícil que te la quiten". En el hospital de lujo del norte de Londres donde se encuentra Pinochet, la policía mantenía ayer su rutina. Dentro, a razón de unas 3.000 libras (casi 750.000 pesetas) a la semana, el general Pinochet y su familia esperan el veredicto definitivo de los lores, que el próximo miércoles empezarán a atender el recurso contra la inmunidad que va a plantear la fiscalía británica en nombre del juez Baltasar Garzón.

Nadie, fuera de su más estrecho círculo, ha visto a Pinochet desde que fue detenido el pasado día 16. La mujer y la hija del ex dictador, las dos llamadas Lucía, mantienen una actitud de soberbia. Lucía Pinochet levantó desafiante el dedo corazón de la mano derecha a los que protestaban cuando entraba en la clínica tras el fallo que reconocía la inmunidad de su padre.

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