El nuevo ministro de Exteriores de Bonn se alegra de la detención

El ministro de Exteriores del nuevo Gobierno de coalición alemán, el verde Joschka Fischer, calificó ayer de "admirable" el "valor de los jueces de instrucción españoles" que han conseguido detener al exdictador Augusto Pinochet en Londres. "Como ciudadano privado, la noticia me ha alegrado mucho", manifestó Fischer, en respuesta a una interpelación de EL PAÍS, al término de la conferencia de prensa en la que había participado conjuntamente con el futuro canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder, para presentar el programa de coalición.

"Espero que Pinochet sea entregado a la justicia. Es mi opinión como ciudadano privado. Hace tiempo que se lo tiene merecido", continuó Fischer. El nuevo ministro de Exteriores, un brillante autodidacto de 50 años, fue en su juventud miembro activo de los movimientos radicales de la ciudad de Francfort que, en los años setenta, organizaban manifestaciones y actos de protesta contra dictadores como Franco o Pinochet.

Por su parte, el presidente de Cuba, Fidel Castro, dijo ayer en Mérida que "no se debe convertir a Pinochet en un mártir" porque "su tiempo ha pasado" y, aunque la detención del general chileno es "moralmente justa", resulta "legalmente cuestionable y supone una amenaza para la situación en Chile", informa la agencia Efe.

Castro subrayó que la detención de Pinochet en Londres produce "una situación muy delicada sobre la que conviene reflexionar", y apuntó que también se debería detener a quienes alentaron el golpe desde Estados Unidos. "Que estén todos los culpables, aunque no incluiría a Nixon porque ha fallecido", subrayó. "Y moralmente habría que llevarles y juzgarles en cualquier sitio". Castro también dijo no temer que algún día le pueda suceder a él algo similar, porque su caso no es comparable al de Pinochet.