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Un barco en cada puerto

PRÁCTICASEl atraque en puertos como el de Nueva York, Rotterdam o Algeciras y el paso por el Estrecho de Gibraltar o el Canal de la Mancha está reservado, por su especial dificultad, a expertas tripulaciones acostumbradas a afrontar con pericia cualquier situación de la navegación. Este privilegio, sin embargo, ha sido saboreado por Carlos, Javier, Juan, Celia, Natividad o Nieves y así hasta superar el medio millar de estudiantes de Ciencias Náuticas de la Universidad de Cádiz (UCA). Lo que pudiera parecer un sueño es posible en la vida de los aprendices de pilotos o capitanes gracias al Simulador del Puente de Mando de un buque. La infraestructura, con un coste de 150 millones de pesetas, lleva funcionando desde 1993 y representa la vanguardia de la enseñanza práctica de la especialidad. "La apuesta de la facultad en su momento fue tremendamente importante porque se le ofrece al alumno lo que nosotros hemos tenido que aprender con tiza en una pizarra", se congratula el decano Francisco Piniella, sabedor de la ventaja de que gozan los estudiantes. Existe otro simulador en Gijón pero sólo para cursos de posgrado y con un alto coste para el bolsillo. Frente a los mandos, potenciales capitanes, timoneles y operadores de radar adquieren el conocimiento práctico que el mercado laboral de la navegación les exigirá en el futuro. Los resultados están ahí. "¡Parece que fuésemos una agencia de empleo!", exclama Piniella ante las numerosas ofertas de empleo y prácticas que ofrecen las navieras en la secretaría de la facultad. El punto de referencia se extiende al ámbito de los restantes centros universitarios de Náuticas. Estudiantes de Barcelona viajan a Cádiz en los Carnavales, aprovechando el parón en las clases, para realizar prácticas durante una semana. "La oportunidad lo merece", asegura Juan Carlos Rasero, profesor encargado de las horas más atractivas para el estudiante. "Te sientes con responsabilidad y con mando", atestigua Carlos Unciti, alumno con algunas horas de bagaje en el simulador. La simetría con un verdadero puente de mando y con las funciones y órdenes que allí se realizan es tal, que la ficción, aunque no supere la realidad, casi la iguala. "No todo es diversión. El alumno puede vivir una verdadera situación estresante", advierte el instructor, que controla los movimientos de su tripulación en una sala anexa desde donde se efectúan todas las indicaciones. La autonomía del alumnado en el manejo del buque es absoluta y con el paso de las horas de práctica la situación puede complicarse sobremanera debido a las enormes variantes que ofrece el puente de mando. Desde navegar en un ferry, un petrolero, un contenedor o un buque de carga hasta verte rodeado por más de una decena de barcos de diferentes características y con rumbo dispar en un enclave marítimo concurrido. Estos casos hipotéticos de saturación pueden realizarse a cualquier hora del día o la noche, con viento de intensidad y dirección variables, con lluvia, niebla, mareas o en medio de una gran tormenta. Y todo ello con el ruido exacto de los motores y viento que genera cada ocasión. Además, pueden generarse fallos como la pérdida de luces, un motor o un radar, y originarse una angustiosa situación extrema de alarma en la longitud y latitud escogida... "La idea es que el alumno sepa desenvolverse en todo tipo de encrucijadas", explica Rasero. El simulador full-mission (misión completa), traído desde la ciudad alemana de Bremen, se ha convertido en el mejor instrumento de aprendizaje del estudiante de Náuticas que practica una media de cuatro horas a la semana. La rotación de funciones es continua, aunque todos quieren ser capitanes. Los posibles errores cometidos son luego analizados en la moviola de un gran ordenador que recoge todos los movimientos, e incluso dos cámaras de vídeo graban el comportamiento del alumno en el puente. Al margen de la función orientada al aprendizaje, la Facultad de Náuticas ha creado un grupo de investigación -Simnav- que analiza nuevos programas. Es en este punto cuando las innumerables posibilidades que ofrece el simulador quedan cojas ante la falta de cooperación institucional. Así lo sostienen Piniella y Rasero, quienes critican que no se utilice la maquinaria de vanguardia que alberga la UCA para el desarrollo en los estudios de simulación. "Podríamos con un software simular siluetas de puertos para erradicar fallos futuros en la construcción o simplemente ampliar nuestras elecciones de navegación".

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