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CERCO AL EX DICTADOR

Aznar elude pronunciarse sobre la detención

Fuentes gubernamentales recuerdan la oposición de la fiscalía a la iniciativa de Baltasar Garzón

El Gobierno español evitó ayer tomar postura ante la detención del general Augusto Pinochet por la Justicia británica a instancias del juez Baltasar Garzón de la Audiencia Nacional, noticia que cayó como una bomba en Oporto donde hoy comienza formalmente la VIII Cumbre Iberoamericana. Mientras el Gobierno democristiano chileno hacía pública en Oporto una nota en el que anunció su "protesta formal ante el Gobierno británico por lo que se considera una violación de la inmunidad diplomática de la cual goza el senador Pinochet", el Gobierno español se distanciaba de la decisión del magistrado español. Este acabará, probablemente, solicitándo la extradición de Pinochet. El Ejecutivo deberá decidir entonces si la tramita.

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El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, afirmó que el Gobierno "es respetuoso con las decisiones judiciales y espera que los tribunales sean respetuosos con la legalidad nacional e internacional". Pero para que no cupiera ninguna duda recordó que los fiscales de la Audiencia Nacional, en el "ejercicio de su autonomía", se han opuesto a las iniciativas de los dos magistrados en sus actuaciones para exigir responsabilidades por los crímenes cometidos por las dictaduras militares chilena y argentina. Matutes, a preguntas de los periodistas, se negó a hacer valoraciones políticas sobre el arresto del general chileno y no quiso adelantar cual será la reacción del Gobierno ante la previsible petición de extradición del ex dictador chileno. "Eso es una hipótesis. El Gobierno es respetuoso con las actuaciones de los órganos judiciales y actuaremos siempre en consecuencia".

Las peticiones de extradición que formulan los tribunales deben ser informadas primero por el Ministerio de Justicia y aprobadas después por el Consejo de Ministros. El Gobierno del Partido Popular ha invocado, en repetidas ocasiones, el argumento de que hay que respetar las transiciones a la democracia en Chile y Argentina. Con esta argumentación se ha opuesto a las investigaciones que han impulsado los jueces de la Audiencia Nacional.

El ministro español se reunió con el viceministro de Asuntos Exteriores de Chile, Mariano Fernández, para "intercambiar información" sobre el arresto del general, pero no quiso hacer más comentarios. Fernández fue el encargado de leer en Oporto el comunicado del Gobierno chileno en el que se daba cuenta de la orden de arresto emitida por el magistrado de Londres, Nicholas Evans, a petición del magistrado español y la consiguiente protesta de su Gobierno.

Reacción de Castro

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La noticia de la detención de Pinochet llegó a Oporto en el momento que comenzaba la esperada entrevista entre José María Aznar y Fidel Castro, un prólogo a la Cumbre Iberoamericana cuidadosamente preparado para plasmar de forma gráfica la normalización de relaciones entre los Gobiernos de Madrid y La Habana. Aunque la prensa, al término de la entrevista, intentó arrancar una reacción de ambos dirigentes políticos ante la detención de Pinochet, sólo Castro atendió las preguntas de los periodistas. Con la habitual sorna cazurra que despliega cuando quiere opinar de algo sin darse por enterado, Castro preguntó a los periodistas por la noticia: "Me extraña que los ingleses hayan retenido a Pinochet, porque tengo entendido que colaboró con los ingleses durante la guerra de las Malvinas".

El sarcasmo del presidente cubano fue ignorado por el presidente de Gobierno español, José María Aznar, que no respondió a las preguntas sobre ese tema. Fuentes del Gobierno español afirmaron que Aznar no irá más lejos de la posición explicada por Matutes. "El Gobierno español no es parte en ese proceso, y nos limitamos a contemplar las actuaciones de los organismos judiciales".

La diplomacia española ha explicado en múltiples ocasiones a los Gobiernos de Argentina y Chile que el Ejecutivo no apoya las actuaciones de los jueces en estos casos, pero que poco puede hacer para impedirlo. Tanto Argentina como Chile se han convertido en el destino preferente de la inversión española en los últimos años, y las relaciones políticas y personales de Aznar con los jefes de Estado argentino, Carlos Menem, y chileno, Eduardo Frei, son excelentes.

Ambos presidentes del Cono Sur tienen previsto desplazarse el lunes a Bayona, Pontevedra, donde el Partido Popular ha organizado una cumbre de dirigentes democristianos latinoamericanos. Si la presencia de Frei era lógica, dada su tradición democristiana, heredada de su padre que también fue presidente de Chile, la de Menem, destacado peronista, es más extraña y solo se explica por su deseo de dar apoyo a la reunión organizada por el Partido Popular.

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