Solana advierte a Milosevic de que la OTAN seguirá vigilante en Kosovo
El secretario general de la OTAN, Javier Solana, y el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, firmaron anoche en Belgrado el acuerdo que atribuye a la Alianza un destacado papel en el proceso de verificación de que Belgrado cumplirá en todos sus puntos el mandato de la ONU. Solana advirtió al dictador serbio que la Alianza permanecerá vigilante para evitar que sortee, como otras veces, sus compromisos. Mientras, el Grupo de Contacto -que incluye a Rusia- acordó por unanimidad formalizar el pacto global con Milosevic en una nueva resolución de la ONU.
Solana no decidió emprender el viaje en la tarde de ayer hasta que el Consejo Atlántico lo configuró más como una visita de advertencia que de protocolo. Ya por la mañana manifestó que "la solución no es firmar papeles, sino cumplir sobre el terreno". Y recordó que todavía "la retirada de tropas no es una realidad". Para garantizarla, "la OTAN permanecerá vigilante".Su mensaje, ya en Belgrado, siguió igual pauta, sin andarse por las ramas. "Vengo con un mensaje simple, pero claro y firme, el cumplimiento debe ser completo e inmediato". De lo contrario, los aliados siguen "preparados y dispuestos a actuar", dijo.
¿Cómo se traduce ese estado de vigilancia de la OTAN? Primero, manteniendo viva la amenaza militar: para ello, el Consejo Atlántico sostendrá mañana la orden de actuar a los militares, ampliando la cláusula suspensiva de su puesta en práctica, pues la luz verde a los bombardeos incluía un plazo o moratoria de cuatro días, que acaban, salvo modificación, a las siete del sábado. O bien tomará una medida alternativa similar que evidencie la determinación de intervenir si Milosevic incumple lo acordado.
Y segundo, "enviar cuanto antes el operativo aéreo", a más tardar la semana próxima, que vigilará el cumplimiento del mandato de la ONU y la inmunidad y libertad de movimientos de la misión terrestre encargada a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). El acuerdo firmado anoche incluye la libre circulación de los aviones aliados sobre el espacio aéreo de Kosovo, ampliándolo a 25 kilómetros, sin condiciones ni límites de frecuencias. Para garantizar su seguridad, Milosevic se compromete a suspender su sistema de defensas aéreas y a desactivar sus misiles y radares. La última vuelta de tuerca es una cláusula para el caso de discrepancia sobre el cumplimiento: prevalecerá la versión aliada.
Los aviones aliados verificarán, sobre todo, que las tropas serbias de ocupación de la provincia se retiran (se entiende, las añadidas desde febrero al despliegue habitual) y que la misión terrestre -los 2.000 verificadores de la OSCE- puede trabajar sin cortapisas. Esta misión terrestre podrá acompañar a la policía serbia en sus desplazamientos, facilitar el libre acceso de la ayuda humanitaria, supervisar las elecciones en la provincia, cooperar en la creación de una policía mixta que incluya a serbios y kosovares y proponer el despido de quienes violen el acuerdo global.
El Grupo de Contacto (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Rusia) acordó ayer en París solicitar a la Alianza Atlántica que organice el despliegue de un dispositivo militar de intervención destinado a garantizar la seguridad de los observadores, informa José Luis Barbería desde París. Según el ministro de Exteriores francés, Hubert Védrine, esas fuerzas de la OTAN serán desplegadas en posiciones cercanas en el caso de que surja "alguna dificultad". El Grupo de Contacto acordó igualmente solicitar al Consejo de Seguridad de la ONU que, a la menor brevedad, adopte una nueva resolución que permita poner en marcha el acuerdo alcanzado con el presidente Milosevic y el consiguiente despliegue de los observadores. El único problema residió en el rechazo expresado por Ígor Ivanov, jefe de la diplomacia rusa, a que el texto de la resolución incluyera una mención expresa al posible uso de la fuerza en el supuesto de incumplimiento del acuerdo.
"Permanecemos unidos, exigentes y vigilantes", subrayó Védrine tras indicar que la futura resolución está destinada a mantener la presión sobre Milosevic. "La condición básica para una acción humanitaria a gran escala es la de restablecer las condiciones de seguridad y la confianza imprescindibles para posibilitar el regreso de los refugiados".
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