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EL GOBIERNO LANZA LA OPERACIÓN LACRA

Redadas masivas y cierre de discotecas para atajar la prostitución en Cuba

La Habana del alterne, las discotecas y las tentaciones nocturnas para turistas sucumbió de sopetón esta semana, aplastada por el peso de un intenso operativo policial cuyo objetivo es frenar la desbordada prostitución y lavar la cara oscura de la ciudad. La ofensiva, cuyo nombre es Operación Lacra, se ha traducido en redadas masivas contra las jineteras y en un aumento de la vigilancia en el malecón, la Quinta Avenida y los alrededores de los hoteles, lugares donde las habituales imágenes de las minifaldas y los ombligos al aire ya no son una buena carta de presentación.

Cuba pide a la industria turística que evite la promoción del sexo

De forma simultánea, las principales discotecas y lugares de alterne para turistas fueron cerrados el lunes por orden del Ministerio de Turismo. Sus gerentes tendrán que "reorientar el enfoque" de los locales de diversión.

El impetuoso desmelene de la noche habanera ciertamente estaba llegando a cotas bravas, sobre todo en lo que se refiere a la oferta femenina, cada vez más joven, agresiva y abierta a cualquier trato. Era conocido en la ciudad que los turistas más ávidos de sexo y algunos procreadores en misión de negocios podían resolver su problema con facilidad en algunos centros nocturnos y discotecas o en el mismo malecón de la ciudad, si bien desde hace meses las autoridades venían advirtiendo en tono cada vez más alto que se debía ser intolerante y severo con el proxenetismo y la prostitución para evitar que se extendiese en la isla este mal capitalista.

Una señal de que no se iba a ser blando con el fenómeno llegó en septiembre, cuando la prensa oficial dio a conocer la noticia de que había sido desmantelada en La Habana una red que se dedicaba a traer a jóvenes de las provincias orientales para prostituirlas en La Habana. El principal acusado, Tedy González, fue condenado a 25 años de cárcel, mientras que otros cinco cubanos fueron sancionados a penas de entre 5 y 10 años de privación de libertad.

Junto a los juicios ejemplarizantes, en los últimos meses el Partido Comunista y las organizaciones de masas se han lanzado a una agresiva campaña de concientización ciudadana para que todo el mundo contribuya a frenar el actual auge de la prostitución.

En este contexto, la semana pasada el secretario del PC en La Habana, Esteban Lazo, llamó a "actuar con energía" contra el proxenetismo, pues, dijo, el 60 % de las prostitutas cubanas tienen "uno o varios chulos".

"Hay que pecar por exceso, porque va a acabar con nosotros, con la revolución, si no damos un escarmiento". Lazo dijo que las sanciones deben extenderse a los taxistas, los dueños de las casas que alquilan cuartos por horas, los vendedores de drogas que se les asocian y a todos aquellos que de una u otra forma se benefician del negocio.

Con estos antecedentes, la ofensiva contra la prostitución en La Habana comenzó a finales de la semana pasada, pero fue este lunes cuando la Operación Lacra cambió la fisionomía de la ciudad. El lunes, por orden del Ministerio de Turismo, cerraron las famosas discotecas del Comodoro, el Café Cantante y el Palacio de la Salsa, las más concurridas y descocadas de la capital, mientras que otros centros nocturnos situados en hoteles, como la Marina Hemingway, el Copacabana o el Habana Libre, sólo trabajaban "para huéspedes".

Según fuentes de estos establecimientos, para su reapertura al público en general estos establecimientos deberán ahora hacer propuestas más sanas que eviten que los centros nocturnos se conviertan en lugares donde se ejerce abiertamente la prostitución.

Paralelamente al cierre de las principales discotecas para turistas, en la plaza de la Catedral y otras zonas problemáticas de La Habana Vieja cientos de policías de paisano o uniforme hacían redadas contra las jineteras, y -algo insólito en La Habana- algunos agentes se paseaban en pareja con perros en actitud disuasoria. El control en el malecón y en los alrededores del hotel Cohiba también aumentaron desde el lunes, y el Habana Café, que junto al Rio Club es uno de los únicos lugares que pudo abrir las dos últimas noches, ejerció con severidad el derecho de admisión -sólo se permitía la entrada por parejas y las chicas debían ir bien vestidas-, y además cerró dos horas antes de lo habitual. Sobre cuanto durará la operación Lacra y la actual ofensiva, que sin duda afectará los ingresos de la debil economía cubana, un portero de uno de los locales cerrados, comentaba anoche a este corresponsal: "No se preocupe, jefe, que aquí todo esto es dialéctico ".

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