Física de Selectividad
Las manifestaciones del coordinador general de la comisión interuniversitaria, señor De Juana, respecto al problema de Física del examen de Selectividad de septiembre, recogidas en su periódico del 7 de octubre, me producen vergüenza. A uno que ama la Física y la Enseñanza, le duele en lo más profundo esa especie de desprecio que se desprende de sus comentarios. Porque no hay en sus declaraciones la menor petición de disculpas. ¿Nadie va a pedir explicaciones? No puedo reprimir el desconsuelo y la rabia que me produce la estafa encerrada en cualquier respuesta a las preguntas que pueden plantearse. ¿Cómo se preparan los exámenes? ¿No se revisan antes? ¿Resuelve alguien previamente los ejercicios? O se sabía de antemano que el problema es incompatible o no se sabía: ¿qué es peor, la malicia o la ignorancia?Me temo que ocurrió lo segundo. ¿Analizarán los razonamientos de los alumnos los mismos individuos que no detectaron la incompatibilidad del enunciado,esos miembros del tribunal que -según De Juana- no dijeron ni mu. ¿Se han corregido los ejercicios con el talante de quien asegura que la crítica al problema propuesto supone tener ganas de incordiar?
Según De Juana, algunos alumnos resolvieron "el dato" dela tensión del hilo: ¿cómo? ¿Han considerado válida la respuesta de 20N, obtenida de forma inmediata aislando la polea, y que conduce de nuevo al imposible? Saben, y así se recomienda a los alumnos, que una vez elegido un "repertorio", no debe modificarse la elección a mitad del ejercicio. En principio parece un problema sencillo: un alumno puede empezar resolviendo las cuestiones y, a la media hora, iniciar su resolución. ¿Qué hace entonces? ¿Se espera que los alumnos de COU, de septiembre, tengan suficiente capacidad de reflejos para salir airosos de la trampa? ¿Cómo se ha valorado eso?
Y, ¿dónde estaban los profesores? Cuando me dedicaba a la enseñanza, acompañaba a los alumnos el día del examen, para darles mi apoyo moral (aunque tuviera que madrugar), resolver pegas de última hora... y para comentar a la salida, si querían, el examen propuesto. Cualquier estudiante de primero de Escuelas Técnicas detectaría de un golpe de vista la incompatibilidad de enunciado. ¿No había nadie que, desde el primer momento, pusiera el grito en el cielo, alertara a los alumnos y les sugiriera reclamaciones masivas? No. Es septiembre, qué más da.
Yo, en mi ingenuidad, esperaba un mea culpa, alguna dimisión. Pero, claro, en septiembre quedan los malos y nadie va a mover un dedo por todos esos adolescentes que han puesto su trabajo, su empeño y su ilusión en superar una prueba que apenas les abrirá ya ninguna puerta. Lo siento, muchachos, de verdad.-
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