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La Comisión reconoce que su plan financiero para la UE es "regresivo" y viola el tratado

Xavier Vidal-Folch

¡Inaudito! La Comisión aprobó ayer su informe sobre la financiación futura de la Unión Europea (UE) -que beneficia a Alemania y descalifica la propuesta española - y a renglón seguido reconoció ante el Parlamento y ante la prensa que "contiene elementos regresivos" que violan el Tratado de Maastricht, cuando la Comisión es su guardián. La presión de los comisarios españoles logró un compromiso para corregirlo. La salida que se abre camino es la fórmula agrícola, consistente en endosar a los Estados parte de los gastos de la política agrícola común (PAC).

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El informe sobre los recursos propios (ingresos al presupuesto comunitario; véase EL PAÍS del domingo, día 4 de octubre) apenas experimentó cambios a su paso por la Comisión Europea. Sigue siendo un documento para rebajar la carga presupuestaria de los países ricos que son contribuyentes netos.Sigue dando alas a tres opciones para lograrlo: primera, convertir los actuales cuatro recursos en uno solo y, de paso, suprimir el cheque británico; segunda, crear un "mecanismo corrector" o tope a los ingresos, según el producto nacional bruto de cada Estado miembro, y tercera, endosar a éstos la cofinanciación de un 25% de la PAC. Y sigue negando el pan y la sal a la propuesta hispano-portuguesa-griega de hacer más progresivo el sistema, que quien es más próspero contribuya más.

Presión del sur

Pero la presión de los comisarios del sur, sobre todo de Marcelino Oreja y Manuel Marín, logró peinar excesos. Así, la Comisión tuvo que declarar que el documento "es de opciones y no de orientaciones".En realidad son orientaciones enmascaradas de opciones, pero al menos esa declaración rebaja su peso político. El tono con que se rechaza la propuesta española quedó menos abrupto e incluso se la menciona ahora en las conclusiones, aunque con menor rango que las propuestas prorricos.

Hubo más: una batalla sobre la fórmula agrícola, la que ha ganado más puntos entre países, parlamentarios y expertos, una vez que los mecanismos correctores (sean el cheque británico o la fórmula Waigel) se van desinflando. Pues bien, Oreja atacó la cofinanciación de la PAC "porque es un sistema regresivo, injusto y contrario a la cohesión". Dio en el clavo.

Ocurre que, aparte de sus virtudes -que las tiene, y muchas, como desruralizar la Unión Europea y rebajar su proteccionismo-, esta fórmula agrícola provocaría que la factura de la ventaja concedida a la rica Alemania la pagasen, aparte de Francia y Dinamarca, los cuatro países más pobres, España, Portugal, Grecia e Irlanda, como refleja el gráfico.

Por eso, el comisario español Marcelino Oreja propuso que, de inclinarse por esa fórmula, habría que excluir de ella a los países de la cohesión (los cuatro pobres), o al menos aplicársela en menor medida, modularla para ellos de forma que no les perjudique.

Dicho y hecho. Apenas se tocó el documento, pues el comisario Yves-Thibault de Silguy clamaba, defendiendo a Francia, que, si se excluye al sur, el gobierno de París sería casi el único pagano del beneficio alemán, como se ve en el cuadro, aportando 649 millones de ecus para compensar casi enteramente la rebaja a Bonn de 678 millones. Pero se logró un compromiso. El comisario de Agricultura, Franz Fischler -de quien dependería la aplicación de la cofinanciación de la PAC-, anotó en el acta de la reunión la promesa de examinar "con especial atención la posibilidad de introducir un elemento de modulación en la cofinanciación de la PAC si la solución que se adoptase contuviera elementos regresivos inaceptables". Con estas novedades se evitó la votación.

Programa mínimo

El enjuague sobre la fórmula agrícola evita lo peor para España, un programa mínimo al que parecía apuntarse el ministro de Exteriores, Abel Matutes, quien acompañaba a los Reyes en su visita a Estrasburgo. "Mantendremos nuestra propuesta porque así desactivamos las contrarias", pero, al fin y al cabo, "tendremos que dedicarnos a minimizar los daños", declaró, resignado.Pese a todo, el documento de la Comisión Europea recoge "propuestas que tienen elementos regresivos", según ha reconocido su autor, el comisario de Presupuestos, Erkki Liikanen. Es decir, que violan el tratado. Por ello, "antes de tomar cualquier decisión, habrá que solucionar los aspectos regresivos y deberá ajustarse al tratado". Justo lo que ahora no sucede.

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