El proyecto de derribar un teatro de 1913 en Logroño provoca un aluvión de protestas

La decisión del Ayuntamiento de Logroño, del PP, de recalificar los usos del histórico Teatro Moderno y derribar el edificio ha provocado un aluvión de protestas de ciudadanos e instituciones culturales en la capital riojana y en el resto de España. Desde la Unión de Actores de Madrid a asociaciones de directores y autores teatrales han pedido el mantenimiento y la reapertura del Teatro Moderno. Un portavoz del Ayuntamiento declinó ayer pronunciarse sobre las protestas y añadió que el plan de urbanización se halla en periodo de alegaciones hasta el 17 de octubre.

Tras años de olvido, el recuerdo del Teatro Moderno ha saltado con viveza en Logroño ante la necesidad de salvarlo de la piqueta municipal. Una apreciación que se corresponde con el esfuerzo que desde hace un mes realiza un grupo de logroñeses para recuperar la figura y vida de ese espacio escénico, que dio carácter y estampa a la ciudad desde principios de siglo. Gentes del espectáculo de toda España se han manifestado en apoyo de los ciudadanos que pretenden salvar el teatro.En el portal de entrada al despacho del arquitecto Enrique Aranzubía una pegatina llama a la cruzada contra los planes del Ayuntamiento, al tiempo que pone de manifiesto el compromiso adoptado por un grupo de habitantes con el movimiento. La señal de alerta saltó cuando el pleno municipal aprobó en septiembre la modificación de la calificación del edificio que en su día albergó el Teatro Moderno, con el voto favorable del partido de gobierno, PP, la abstención del PSOE y el voto en contra de IU.

Situado en pleno casco antiguo de la ciudad, una zona que va perdiendo su condición de referente urbano en favor de la periferia, los ediles recalificaron el edificio. De este modo pasó de uso dotacional -donde no se pueden construir viviendas- a residencial. La confluencia de intereses privados, propietarios del teatro, y los municipales, que se extienden por edificios contiguos, abrió paso a esta operación de especulación urbanística. La finalidad apunta a construir una plaza de más de mil metros cuadrados en la parte vieja de Logroño y a construir edificios en sus alrededores.

A partir de ahí, se constituyó el foro por la recuperación del Teatro Moderno, un movimiento que nació en la Comisión de Cultura del Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja, y las firmas de adhesión a la protesta se incrementan día a día. El documento que salió de una reunión del movimiento de oposición, que ya está en manos del alcalde de Logroño, José Luis Bermejo, del PP, hace hincapié en el error que supondría la demolición del edificio. Los miembros del foro destacan el carácter de símbolo cultural que el Teatro Moderno tiene desde 1913, al tiempo que subrayan su utilidad para regenerar la convivencia municipal en esas zonas del casco viejo. Por otra parte, la existencia del teatro Bretón de los Herreros no interferiría, según los miembros del foro, las posibilidades de la nueva sala.