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Boliden concluye que la rotura de la balsa de Aznalcóllar se debió a un movimiento subterráneo

La empresa asegura que el estudio de Geocisa no previó la inestabilidad del subsuelo

Alejandro Bolaños

Los propietarios de la mina de Aznalcóllar ya tienen su explicación. Un informe hecho público ayer achaca la rotura de la balsa de residuos -origen del vertido tóxico en el Guadiamar del pasado 25 de abril- a un "deslizamiento lateral del dique" provocado por un corrimiento de tierras a 14 metros de profundidad. El movimiento se debió, según los investigadores, a la presión ejercida por los residuos depositados. Boliden recuerda que la presa estaba a la mitad de su capacidad y afirma que ni el proyecto original ni el estudio de Geocisa previeron la inestabilidad del terreno.

La consultora Eptisa, contratada por Boliden para realizar un informe técnico sobre las causas de la rotura de la balsa, confirmó ayer las primeras impresiones de Anders Bülow, presidente de la empresa propietaria de la mina, tras el vertido en el Guadiamar hace ya cinco meses: la explicación al boquete de 50 metros en la pared sudeste del dique que dejó escapar la riada tóxica estaba en el subsuelo. El informe de Eptisa precisa la primera hipótesis de Bülow. El corrimiento se produjo a 14 metros de profundidad, en una formación arcillosa del nivel terciario, cuyo apelativo técnico es "margas azules".El movimiento subterráneo ya fue apuntado por los investigadores del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, en lo que es hasta ahora el único informe sobre las causas del desastre ecológico que hay encima de la mesa de Celia Benhajd-Ben, la juez encargada de la instrucción del caso. Los ingenieros de Eptisa se aventuran a dar un paso más. "No se ha encontrado relación alguna entre factores como la sismicidad, las voladuras o las filtraciones y el proceso de rotura de la balsa". Para los investigadores contratados por Boliden el corrimien-to se debió a que el subsuelo no resistió la presión ejercida por "el peso del dique y los estériles (residuos) depositados".

Proyecto original

En su comunicado, Boliden se apresura a responder a la cuestión planteada por el informe técnico: la idoneidad del lugar elegido para depositar los residuos. La empresa canadiense-sueca asegura que en sus actuaciones se atuvo a los estudios realizados por Intecsa en el proyecto original de la instalación -en 1977, cuando la mina era propiedad del Banco Cen-tral-, y por Geocisa en el proyecto de recrecimiento de los muros de la balsa acometido en 1996 para aumentar su capacidad. Ambas consultoras de ingeniería -pertenecientes a la empresa Dragados y Construc-ciones- dieron por buenas las condiciones del terreno sobre el que se aposentó la presa.Boliden señala para rematar su argumentación que en el momento de la rotura, la balsa sólo albergaba 15 millones de metros cúbicos de residuos, cuando fue proyetada para almacenar más del doble, unos 32 millones. Los propietarios de la mina han encargado un nuevo informe para comparar las conclusiones de la investigación de Eptisa y los proyectos de Intecsa y Geocisa. Y, en el comunicado, anticipan su próxima estrategia judicial: "determinar si hubo errores u omisiones técnicas y exigir las responsabilidades que correspondan".

El informe confirma el momento de la rotura -la 1.00 del 25 de abril- y la cuantía del vertido tóxico -1.3 millones de metros cúbicos de agua ácida y 5,5 de lodos-. El comunicado también recoge las últimas declaraciones del presidente de Boliden, quien da por casi concluídas las actividades de limpieza, e insiste en su intención de reanudar la actividad minera en la explotación. Su previsión es reanudar la producción a finales de año.

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