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Tribuna
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El Coste de la No-España

Fue en Madrid, la capital de la gloria, sobre la que cayeron muchas más bombas que en Guernica. "Madrid que bien resiste / Madrid que bien resiste / Madrid que bien resiste / mamita mía / los bombardeos / los bombardeos". Inaceptable ese reproche de Arzalluz: "Para nosotros las bombas y para ellos el cuadro de Picasso". Pero fue algo más tarde, en noviembre de 1988. El profesor Paolo Cecchi, consejero de la Comisión Europea y director de la investigación del Coste de la No-Europa ocupaba la tribuna de la Asociación de Periodistas Europeos con ocasión de la V Lección Conmemorativa Pascual Madoz. Hizo allí un ejercicio de anticipación muy ilustrativo cuando aún quedaban cuatro años para la culminación del Mercado Único Europeo, de acuerdo con las estimaciones del Acta Única. Explicó las conclusiones de la mencionada investigación que le habían encomendado. Tuvo el mérito de exponerlas con extraordinaria exactitud, pasión y brillantez sin amilanarse por lo reducido del auditorio que entonces fuimos capaces de convocar a su alrededor. Todos quedamos con la idea clara de que el proceso emprendido valía la pena, compensaba los esfuerzos que se reclamaban de todos y cada uno de los países del Club de la Comunidad Europea.Tal vez ahora, cuando pueden faltar otros cuatro años para la disolución de esa otra comunidad, que todavía algunos se atreven a llamar España, sería buen momento para encargar a otro sabio profesor una investigación acerca del Coste de la No-España. También sería interesante estudiar el coste de la separación de terciopelo entre la República Checa y la República Eslovaca, así como analizar en detalle ese plan de balcanización de la península ibérica que siempre tuvo sobre la mesa el diligente Quai D"Orsay, por si se presentaba la ocasión, y el ambicioso proyecto de un Estado tapón entre el Ebro y los Pirineos que también fue considerado durante la guerra civil por el Foreing Office británico. Las primeras conclusiones de estos estudios académicos, debidamente contrastadas para evitar tremendismos alarmistas, podrían debatirse con calma a lo largo de la inminente campaña electoral previa a los convocados comicios vascos del 25 de octubre. Entre tanto, a repasar los trabajos de Ralf Dahrendorf donde afirma que "el Estado nacional heterogéneo es la condición que hace posible la libertad garantizada" y señala que "es, por tanto, un bien que los liberales tienen que defender". Nadie lo hará si ellos desertan. Y a leer a Jorge Wagensberg en sus Ideas para la imaginación impura. Así evitaremos asignar rango de ley de la naturaleza a proposiciones del tipo de "las pulgas se vuelven sordas en el momento de perder su sexta pata" aunque el resultado experimental confirme que justo entonces dejan de obedecer las órdenes de su domador.

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Mientras tanto, el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, tiene pendiente una explicación cuando hoy comparezca en la campa de La Moncloa. La centralita telefónica está bloqueada de llamadas preguntando en qué consisten esos pactos establecidos con el PP a los que se ha referido señalando que ni con una pistola en la nuca los rompería. Los que han oído o leído su intervención del domingo en la campa de Salburua ya saben que ese pacto irrompible excluye la Constitución vigente, que, al parecer, se hizo a cañonazos. Y en cuanto a los expertos en ingeniería constitucional, adictos al principio monárquico y empeñados en valerse de la disposición adicional primera, también vieron hundidos sus loables esfuerzos porque la posible actualización del régimen foral, como queda circunscrita al marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía, ha sido anatematizada anticipadamente ante la propia hinchada nada menos que por el presidente del Club.

En unas horas comprobaremos qué cuartilla leen sucesivamente Arzalluz y el portavoz Piqué ante los desalentados periodistas, si es que la entrevista da para cuartilla y los ánimos permiten leerlas. Además, la ocasión de hoy permitirá averiguar si el presidente Aznar respalda a su ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, o si le mantiene a la intemperie sometido al trato denigrante que le dispensan sus socios peneuvistas y últimamente también los convergentes con Molins a la cabeza. Y en cuanto a los presos etarras, de una vez por todas debería aclararse que han de estar en las prisiones donde mayor autonomía personal puedan recobrar fuera de la coerción de la banda ETA y donde más difícil sea que continúen colaborando con la violencia. Así que nuevos datos deben llevar a nuevas conclusiones atendiendo a los dos objetivos irrenunciables antes enunciados.

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