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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sinfonismo portugués y español

En su último tramo sinfónico, el certamen alicantino presentó el jueves y el viernes dos conciertos de la Nacional de Oporto, dirigidos por el portugués Manuel Ivo Cruz y el español Luis Izquierdo. Un Homenaje a Falla, de Ivo Cruz, padre del director, evidenció el entusiasmo del que fuera director del conservatorio de Lisboa por la música de don Manuel a través de una evocación personal en la que no faltan connotaciones andalucistas o el balanceo del ritmo de habanera. De Claudio Carneyro (1895-1963) tuvimos un precioso Memento, de gran lirismo y no lejano del sentimiento de Elgar en su más célebre Variación enigmática.La rica personalidad de Fernando López Graça (1896-1984) pudo estallar en cantatas brillantes o replegarse en un lenguaje abstracto y centroeuropeo, como en la Sinfonietta de 1981 en homenaje a Haydn. En todo caso se trata de una figura de consistentes ideas tanto en su obra musical como en la musicográfica. Atractiva y precisa de escritura es la página de Felipe Pires titulada Acronos, de 1964. Es una consecuencia refinada y atractiva de su profunda asimilación de la estética de Webern. Alexandre Delgado (Lisboa, 1965) es el más joven de los portugueses programados; se formó en Lisboa con Braga Santos y en París con Jacques Charpentier. Su Concierto para flauta (1989), subtitulado A la memoria de un papagayo, revela variada matización y gran trazado. El centro expresivo es el adagio, mientras en los movimientos extremos el discurso se airea y vivifica con ligereza de concepto y procedimientos. Fue solista excelente Catherine Rawdon. Otra valiosa intérprete, la sevillana Ángeles Rentería, protagonizó con gracia y primor el Concierto para piano de Joaquín Nin-Culmell (Berlín, 1908), en el que confluyen las influencias de su maestro, Manuel de Falla y de su padre, Nin y Castellanos, por cuanto hay de españolismo directo y sabroso tan al gusto de la Generación del 27.

Enrique Igoa, madrileño, y Manuel Balboa se decantaron por lo filopostromántico en el Adagio de 1983 y en Saturnal, de 1996. Muy mahleriano en el primer caso y más libre en su tensión lírico-dramática en el segundo, ambos fueron aplaudidos. Como fin del primer programa conocimos la última página de Román Alís (Palma de Mallorca, 1931), suerte de Ensueño romántico sin referencia anecdótica ni literaria pero de franco talante expresivista. Y para concluir el segundo concierto, recordamos a Joly Braga Santos (1924-1988) en Stacatto brillante, de azogada imaginación instrumental.

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