"Esperamos medidas concretas de apertura" por parte de Estados Unidos
El presidente iraní, Mohamed Jatamí, concedió esta entrevista al diario Le Monde y a varios medios de comunicación estadounidenses con motivo de la asamblea general de Naciones Unidas, que se está celebrando en Nueva York. Jatamí, de 55 años, el rostro moderado del régimen islámico, ganó las elecciones con un programa reformista que pretendía romper con el aislamiento internacional de Teherán. El presidente iraní dice que su país espera de Estados Unidos "medidas concretas" de apertura, deplora el mantenimiento de las sanciones económicas y sugiere a Washington que Teherán podría jugar "un papel determinante en la estabilidad de la región".Pregunta. - ¿Cuáles son sus primeras impresiones de Estados Unidos?
Respuesta. - (Riendo) Veamos... la policía, los guardias jurados, la habitación del hotel y el edificio de Naciones Unidas. Eso es todo. Bueno, en serio, me gustaría pasar un mes en esta ciudad para poder disfrutar de la arquitectura y hablar con los estadounidenses. Conozco Estados Unidos sólo a través de los libros, como los de Alexis de Toqueville y de otros autores. Pero Estados Unidos y los estadounidenses me interesan mucho.
P. Tras el asesinato de sus diplomáticos, ¿qué medidas va a adoptar su país hacia Afganistán?
R. Estamos obligados a reaccionar con mucha prudencia en ese asunto. No tenemos intención de tomar decisiones temerarias. Sin embargo, la mera existencia de los talibán es para nosotros un motivo de preocupación: ellos son imprevisibles y una fuente de inseguridad para Irán, lo cual es intolerable. Por mi parte coincido con lo que ha dicho el secretario general de la ONU, Kofi Annan: una guerra larga no interesa a nadie. Nosotros no la queremos. Esperamos que con la ayuda de la comunidad internacional esta crisis tendrá una solución diplomática. Lo que más nos preocupa de toda esta crisis es la situación de las minorías en Afganistán. Sabemos que en la región de Bamiyan [poblada por shiíes, que acaba de caer bajo el control talibán] está en marcha un genocidio. En Naciones Unidas se nos ha garantizado que será abierta una investigación sobre la suerte de estas personas. En cualquier caso, Irán se reserva el derecho a defenderse, y nuestras maniobras militares seguirán adelante junto a la frontera afgana.
P. ¿Qué puede decir acerca de un posible diálogo entre civilizaciones?
R. Entiendo que se trata de un diálogo entre pensadores, filósofos e intelectuales. Creo sinceramente que, antes de que entre políticos de culturas diferentes se pueda establecer un diálogo, es necesario que sus intelectuales, sus escritores y sus periodistas hablen y se comprendan mutuamente.
P. ¿Cuándo podrán Estados Unidos e Irán restablecer sus relaciones diplomáticas?
R. Todavía no estamos en esa fase. Es preciso que antes caiga el muro de desconfianza entre nuestras dos naciones. Si conseguimos eso, el camino estará expedito para un cambio en nuestras relaciones. En el último año hemos hecho progresos tangibles.
P. ¿Qué le ha parecido el discurso de Bill Clinton?
R. El presidente se ha referido al islam, de lo cual me felicito: es precisamente esa la clase de discurso que puede romper el muro de desconfianza. Me alegra oír hablar de mi país y de nuestra antigua civilización en términos respetuosos. Por nuestra parte, mi Gobierno ha demostrado que también quiere mantener relaciones respetuosas con otros países.
P. ¿Se puede decir que se esté cerca de un entendimiento?
R. He hablado de que hay progresos. Ahora faltan las medidas concretas. Las palabras, por muy amables que sean, no son suficientes. Las sanciones estadounidenses contra nosotros siguen en vigor. Dicho esto, el mundo es grande e Irán puede sobrevivir sin EEUU, y Europa se beneficiará de las relaciones económicas con Irán. Compruebo también que el Congreso estadounidense destina fondos a programas dirigidos contra mi país, que nuestros activos financieros siguen congelados, que Washington se niega a reconocer el papel determinante que podría jugar Irán en favor de la estabilidad en la región. Por el momento, aunque el lenguaje y el tono han cambiado, la realidad sigue siendo la misma. Yo espero que el pueblo norteamericano no siga siendo un rehén de la política de su Gobierno. Invitamos a economistas, empresarios e inversores a visitar Irán. Mientras la Administración estadounidense insista en las sanciones, son ellos los que pierden.
P. ¿Y Salman Rushdie?
R. Creía -incluso confiaba- que no me harían esa pregunta. Este capítulo está cerrado. La fatwa contra Rushdie fue dictada por el imam Jomeini a causa de unos insultos contra el islam. Mi Gobierno no tiene ninguna intención de ejecutar esa sentencia. El caso Rushdie representa de forma clara la guerra entre civilizaciones. A partir de ahora, hablamos de diálogo entre ellas.
P. ¿Cuál es su análisis de la revolución islámica iraní ahora que se dispone a celebrar su vigésimo aniversario?
R. La revolución ha pasado por tres etapas. Los ocho primeros años estuvieron consagrados a su defensa, a la búsqueda de su propia identidad y, desgraciadamente, a la guerra. Después del conflicto, tuvimos que definir el camino que debía tomar la revolución. Hemos dado prioridad a la reconstrucción y el desarrollo. En este momento nos encontramos en la tercera etapa, que está consagrada a la estabilización del país.
Por lo que a nosotros respecta, los iraníes tienen que saber que cuentan con sus propios derechos y que deben defenderlos. Tienen que comprender que son libres. La libertad no es algo otorgado por los gobernantes: es algo que debe ser reclamado por el pueblo. Añadiría que la libertad debe estar irrreductiblemente amparada por la ley. Los gobiernos pueden arrebatar la libertad a los pueblos, pero en ningún caso pueden otorgársela. Un gobierno legítimo es aquel que reconoce el valor de la libertad y que permite a su pueblo elegir su propio destino.
P. Usted apuesta por el derecho a la divergencia. ¿Cuándo llegará el multipartidismo a Irán?
R. ¡Ahora mismo! ¡Enseguida! Sin embargo, los partidos deberán ser creados no por el gobierno, sino por los propios iraníes. Los partidos deben representar a las diferentes opiniones que hay en la sociedad iraní. Nuestra experiencia histórica al respecto no ha sido afortunada. Irán debía haber instituido los partidos políticos hace cien años, cuando fue instaurada la monarquía constitucional en el país. Sin embargo, en la práctica, fracasamos. El sistema constitucional podía haber sido aceptable para Irán, pero a causa de nuestros propios errores y de la injerencia exterior se transformó en una dictadura. Al término de la Segunda Guerra Mundial tuvimos una nueva oportunidad para que la democracia echara raíces, pero, una vez más, a causa de la falta de madurez política, no pudimos constituirla. El golpe de Estado de 1952 eliminó toda esperanza. La propia revolución islámica empezó por la democracia y no por la violencia y la represión, aunque cayó después en el desorden.
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