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La fuerza del padre Pío

Un terremoto es recibido como una señal por los devotos del Padre Pío en el 30º aniversario de la muerte del 'santo'

La presencia del padre Pío, una figura del santoral popular italiano, admirada hasta por el Papa, que tiene prevista su próxima beatificación, se dejó sentir la pasada madrugada con particular vigor. O al menos, eso sostienen sus devotos seguidores. Un terremoto que alcanzó los cinco grados en la escala Mercalli, sacudió la zona de San Giovanni Rotondo, en la región meridional de Puglia, en el momento en que decenas de miles de peregrinos asistían a una misa en memoria del fraile con motivo del 30ª aniversario de su muerte. La vigilia organizada con toda la parafernalia de un concierto de rock por los frailes capuchinos no se vio alterada por el fenómeno gracias a la intervención del servicio de orden, que contuvo a los fieles cuando huían en tropel de la iglesia.Todo ocurrió en un segundo. Al filo de la 1.30 de la madrugada del miércoles, cuando el superior general de los capuchinos, John Carriveau, disertaba ante los peregrinos que llenaban la iglesia de Santa Maria delle Grazie sobre el poder del Espíritu Santo, la tierra tembló. Francesco di Paola, un operador de televisión que tomaba en esos momentos imágenes de los feligreses, comprobó con pavor "que las torres del edificio se movían". "Debió ser cosa de unos segundos, pero a mí me pareció un tiempo interminable", comentaba espantado el testigo. Entre los seguidores del padre Pío se extendió enseguida la idea de que la sacudida sísmica no era otra cosa que la demostración de la presencia del fraile. "Si somos creyentes, debemos creer en estas señales", decían algunos, aunque hubo división de opiniones.

Un sector de los presentes veía sobre todo la mano del santo en la levedad del seísmo que hubiera podido tener consecuencias trágicas con la iglesia llena a rebosar. Los padres capuchinos eran más partidarios de atribuir el terremoto a causas naturales. Foggia, la ciudad de la Puglia más próxima a San Giovanni Rotondo, donde se situó el epicentro del pequeño seísmo, fue destruida por un terremoto en el siglo XVIII y en realidad, media Italia esta clasificada como zona sísmica de alto riesgo.

Pero en San Giovanni Rotondo -donde vivió y realizó las proezas que le acreditan como un probable santo- el padre Pío es no sólo un faro espiritual, sino económico. Hasta la pequeña localidad donde va a construirse todo un complejo religioso en su memoria llegan continuamente visitantes.

El año pasado la cifra de peregrinos fue de siete millones. Gente devota que se aloja en el pueblo, compra recuerdos y reza por el fraile, un extraordinario capuchino, con el cuerpo cubierto de misteriosos estigmas, que poseía un enorme carisma capaz de hacer milagros. El Vaticano apoya las celebraciones del aniversario de su muerte. El cardenal Carlo Furno cerrará hoy los actos conmemorativos con una misa solemne a la que seguirá una procesión final, si el terremoto lo permite.

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