Alemania e Italia proponen enviar una misión policial a Albania para restablecer el orden
El Gobierno italiano optó ayer por ceder el protagonismo diplomático en la resolución de la crisis albanesa a la Unión Europea, consciente de la dificultad de controlar la situación en Tirana. El ministro de Exteriores, Lamberto Dini, y su colega alemán, Klaus Kinkel, solicitaron al ministro austriaco de Exteriores, Wolfgang Schuessel, jefe de turno de la UE, que ésta se ocupe de restabler el orden en Albania. En su carta conjunta, Dini y Kinkel proponen varias medidas, entre ellas el envío de una misión policial internacional a Albania y el aumento de la ayuda económica a este país. Italia ha reforzado además la vigilancia en sus costas del sur para evitar una nueva invasión de prófugos albaneses.
Italia y Alemania, ambos países muy susceptibles ante la crisis de Albania debido al flujo de refugiados que puede generar y a que suponen un nuevo foco de desestabilización en los hirvientes Balcanes, quieren que la UE actúe ahora para evitar que la crisis desemboque "en una situación de anarquía y caos". Dini y Kinkel, según desveló ayer el Ministerio alemán de Exteriores, proponen "una misión policial internacional que apoye a las autoridades albanesas en sus esfuerzos para mantener el orden, y que ayude a frenar el flujo de armamentos hacia Kosovo y la llegada de inmigrantes ilegales", informa Efe. Kinkel y Dini proponen además aumentar las ayudas económicas comunitarias para solucionar el problema de los refugiados. El Ministerio de Exteriores italiano no quiso detallar las medidas contenidas en la carta ya que, según dijo un portavoz, "están en elaboración". En Roma se sigue con inquietud la crisis en Albania, una especie de protectorado italiano, sobre todo desde los acontecimientos de 1997. En aquellos días, el Estado prácticamente desapareció en medio de las revueltas y el caos nacidos tras el fraude masivo de las falsas inversiones piramidales, lo que forzó a Italia a enviar a Tirana un contingente de tropas italianas en la denominada Operación Alba. Dini, en una comparecencia ante la Comisión de Exteriores del Parlamento, explicó ayer que el Gobierno italiano se ha limitado a desarrollar una acción mediadora entre las partes, con vistas a un rápido regreso a la normalidad en el país balcánico. Dini aseguró que el Ejecutivo presidido por Romano Prodi "se ha abstenido de sugerir ninguna fórmula específica de Gobierno, equilibrio político, ni soluciones institucionales", para superar la crisis albanesa. "Hubiera sido una injerencia en los asuntos internos de un país extranjero", precisó el jefe de la diplomacia italiana, que se mostró cautamente optimista ante la evolución de los acontecimientos en Tirana.
Regreso apresurado
Romano Prodi regresó apresuradamente a Roma desde Bolonia el domingo para estudiar con varios ministros la situación creada en Albania tras la explosión de violencia que siguió al asesinato el sábado de un colaborador del ex presidente Sali Berisha. Prodi ha mantenido contactos telefónicos con el presidente albanés, Rexhep Meidani (a quien el Gobierno italiano ha confiado el papel de mediador) con el líder de la oposición política Berisha, cabecilla la actual revuelta, y con el primer ministro socialista, Fatos Nano, que tuvo que cancelar la visita oficial a Italia que debía iniciar ayer. Esta nueva erupción de violencia en Albania, que, según Dini, no desembocará en una guerra civil, pone de manifiesto la compleja situación de un país en el que, bajo las siglas de los partidos, subsiste una vieja estructura de clanes enfrentados a muerte. El temor a que esta nueva escalada de violencia pueda producir una huida masiva de albaneses ha llevado a la Marina italiana a intensificar los controles en la costa de la Puglia (la más próxima a Albania). En 1997 más de 16.000 prófugos ganaron las costas italianas en embarcaciones sobrecargadas. De ellos, sólo un pequeño porcentaje obtuvo asilo político. En Italia residen legalmente unos 35.000 albaneses, aunque son muchos más los que viven en el país sin papeles. Las autoridades militares italianas han previsto la puesta en marcha de un puente aéreo entre ambos países para evacuar a los italianos (hay 2.000) si la situación se deteriora.
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