El PSE insiste en dejar la discusión del IRPF para después de las elecciones

Los socialistas vascos insisten en trasladar el debate sobre la reforma del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) hasta después de las elecciones autonómicas del 25 de octubre. Los secretarios generales de los socialistas Álava y Guipúzcoa, Fernando Buesa y Jesús María Eguiguren, respectivamente, se reunieron ayer en la capital vizcaína con el viceconsejero de Hacienda, Juan Miguel Bilbao, para realizar un intercambio de impresiones "formal" sobre el libro blanco del IRPF presentado por el vicelehendakari Juan José Ibarretxe el pasado mes de junio. Ambas partes señalaron ayer que la reunión era una más dentro de la ronda de contactos que el Gobierno vasco está manteniendo de forma oficial con los diferentes partidos y agentes sociales. Este encuentro es el primero de carácter oficial, pero no es el primero que mantienen con los socialistas ya que el propio secretario general del PSE, Nicolás Redondo, se reunión el pasado miércoles con Ibarretxe. Además, los socialistas conocieron el proyecto de primera mano, ya que se presentó cuando todavía estaban en el Gobierno vasco. Aunque del encuentro de ayer no se sacara ninguna conclusión y "sólo se habló de generalidades", Buesa aseguró que la intención de su partido sigue siendo aplazar el debate hasta después de las elecciones. Una postura que ya se esperaba en el Ejecutivo y que se vincula al interés de que la reforma del IRPF pueda vonvertirse en una baza política para la formación del Gobierno tras las elecciones autonómicas. En todo caso, en el Gobierno se espera que la propuesta final de los socialistas sea similar a la del PSOE para el resto de España (ver EL PAÍS del domingo 13 de septiembre) y consideran que el libro blanco sigue con alguna modificaciones esta tendencia. El vicelehendakari quiere en todo caso que la reforma sea aprobado antes del 31 de diciembre, de forma que pudiera entrar en vigor para el impuesto de 1999 cuya declaración se haría ya bajo la nueva normativa en el año 2000. Si esto no fuera así la reforma vasca se aplicaría con año de retraso respecto a la de territorio común. Tiempo suficiente En el Gobierno vasco se considera que las Juntas Generales de los tres territorios históricos tendrían tiempo para aprobar las tres nuevas normas forales en los meses de noviembre y diciembre. Hasta ese momento y durante el periodo electoral, el debate se podría mantener a nivel más técnico y sin que trascendiera al público, para oficializarlo un vez que se alcanzasen los acuerdos de Gobierno. El principal escollo al que se enfrenta Ibarretxe a la hora de aprobar su propuesta es que necesita el acuerdo simultáneo de los socialistas y los populares, dado el juego de mayorías diferente en las tres Juntas Generales.