Incendios forestales en Galicia
En torno a este tema existen varios puntos clave que no nos deberían pasar inadvertidos y que invitan a la reflexión. Uno es el empeño casi enfermizo de la Administración gallega en cambiar la utilización de los montes y ponerlos al servicio de los intereses de unas pocas empresas papeleras y de aglomerados de madera. La quema de pequeñas parcelas de monte para pasto y cultivos es tradicional en Galicia. Pero ahora, invadidos de matorral, pinos y eucaliptos, los montes arden más y mejor. La misma mentalidad con un monte más combustible. Los descuidos originan muchos incendios. Ciertas comarcas, como la ría de Muros y Barbanza, se ven cíclicamente asoladas por el fuego (los años 1990 y 1998 fueron catastróficos). Empresas que compraron la madera y una amplia gama de intermediarios (leñadores, tractoristas, camioneros y hasta vendedores de sierras y material) se beneficiaron en ese río revuelto del bajísimo precio de la madera. La Administración debería intervenirla, prohibir su comercio.La mala gestión es evidente, pero los responsables de la Administración nunca lo quisieron admitir. Existe un nefasto círculo vicioso desde hace unos 25 años: más incendios = más dinero (para extinción) = más incendios = más dinero... más puestos de trabajo. El dinero se destina a apagar incendios y no a evitarlos. Hace 18 años se destinaban unos 1.500 millones para unos 2.000 incendios al año; este año, unos 7.000 millones para más de 9.000 incendios al año. Curiosamente, el número de incendios aumenta correlativamente a la inversión en extinción; todo un fracaso. Únicamente un cambio a fondo puede ser el comienzo del cambio. Incentivar a los guardas, pueblos, municipios y comarcas que consigan reducir eficazmente el número de incendios.-
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