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Tribuna:LA ELIMINACIÓN DE LOS RESIDUOS URBANOS
Tribuna
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¿Hasta cuándo los vertederos?

Sostiene el autor que quienes se oponen a alternativas como la incineración apoyan de hecho soluciones mucho más nocivas

Los debates sociales sobre la realidad ambiental giran en torno a las soluciones que desde la iniciativa pública o privada pretenden cambiar la problemática situación actual. A este respecto hay que decir que el afán orquestado contra infraestructuras más modernas, más avanzadas y que respetan con mucho más rigor nuestro medio ambiente suponen un acto continuado de agresión medioambiental, en tanto en cuanto favorecen el mantenimiento de las situaciones presentes y su proyección en el futuro. De ahí la necesidad de que estas cuestiones se discutan con luz y taquígrafos. La sociedad debe saber que el actual sistema de eliminación de los residuos mediante vertederos no es una buena solución para los actuales sistemas de producción y consumo, que son, con sus defectos, motores de la calidad de vida de la sociedad en que vivimos. En España se producen cada año 15 millones de toneladas de residuos urbanos, de los cuales el 82% (12,3 millones de toneladas) va a parar a los eufemísticamente llamados "vertederos controlados". Incontroladamente se vierte el 20%. Estamos, pues, ante un gravísimo problema medioambiental y es necesario darlo a conocer en toda su magnitud. La Unión Europea está en proceso de determinar que en un plazo de tiempo no excesivamente amplio se deberán reducir a la tercera parte las cantidades de materia orgánica que van a parar a los vertederos. Esta enorme reducción del volumen de aportes implica necesariamente una nueva gestión de los residuos en la que los vertederos deberían perder el papel que están desempeñando en la actualidad. Es decir, se debe dar un vuelco, pero un vuelco espectacular. En esta línea también se limitarán los tipos de residuos que hoy en día van a parar al vertedero, por lo que se deberán tratar de otras manera; la producción de gas metano, que es uno de los gases que dan lugar al efecto invernadero, se verá espectacularmente reducida; evitamos la contaminación de acuíferos y suelos y los olores. Lograremos una mejor calidad de vida y estaremos respetando nuestro entorno. Asimismo la próxima directiva de la UE sobre vertido de residuos introduce una serie de parámetros según los cuales la mayoría de los vertederos españoles tendrán que ser cerrados, lo que supondrá inversiones económicas fortísimas. Los nuevos vertederos deberán cumplir con la normativa europea, que recordemos es siempre una normativa exigente pero de mínimos ampliable por cada Estado, conllevará el incremento, espectacular, de los costes de vertido a precios de entre 7.000 y 15.000 pesetas por tonelada (actualmente es de 700 a 2.500 pesetas) que obviamente alguien, el ciudadano, tiene que pagar. Es el momento de potenciar sin miedo, si se quieren evitar o disminuir estos fabulosos costes al ciudadano, políticas activas y realistas a favor de la minimización y valorización, bien mediante el reciclaje, el compostaje o la valorización energética. Esto es una buena gestión. Por el contrario, el mantenimiento real de una política de vertido tal y como hasta ahora se ha hecho sería, aparte de un daño al ecosistema, un derroche económico que el ciudadano no merece soportar. Paralelamente a la futura trasposición de la directiva sobre vertidos es importante que se elabore una legislación ad hoc en los niveles inferiores de la jerarquía normativa y administrativa que establezca una serie de requisitos de naturaleza técnica para los vertederos que conlleven un reforzamiento de las garantías medioambientales de acuerdo con el estado de la técnica. Que se implante una ecotasa que impida que proliferen los buenos vertederos, ya que deben primarse otras alternativas frente al simple vertidode los residuos, de modo que esta sea la última solución y no la primera, como estamos sufriendo en este país. Debe ser una prioridad acabar con la gestión de los vertederos tal y como la conocemos hoy en día e impulsar decididamente la minimización, el reciclaje y también, sin hacer como el avestruz, apostar por la valorización energética, por la incineración. Eso supone dejar de lado a quienes se afanan por mantener el statu quo, de obsolescencia demostrada, y que además lo hacen sorprendentemente, según ellos, en defensa de la naturaleza. A ella, a la Naturaleza, habría que decirle que con amigos como ésos no no necesita enemigos. ¿Hasta cuándo los vertederos?

Iñigo Urien Azpitarte es presidente de la Asociación Vasca de Profesionales del Madio Ambiente (Provame).

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