Verino y el cuerpo

Y la expresión viva y sanguínea de lo actual llegó como otras veces con Roberto Verino, que se desmarcó ligeramente del gris reinante con un traje fresa y otro verde limón, algo de azul acero y una fantástica serie final en blanco puro que evocaba las tranquilidades y la espiritualidad del más lejano Índico.El desfile comenzó con Cameron, luciendo tatuajes de fantasía en plata y negro en tobillos, muñecas y brazos; todo de negro, con unos tejidos desde donde Verino sugiere y entreve la carne de sus modelos. Los hombres iban con pareos sobre los pantalones, en una armonía que daba lirismo a la masculinidad. Fue Iván (uno de los nuevos modelos españoles de mejor planta y justificado éxito) que apareció con una guirnalda de gardenias de tela: un atrevimiento de Verino que marcaba la pauta festiva de toda la colección. Pantalones rectos, chaquetas de un botón hacían un juego sobre el cuerpo donde la arquitectura humana manda sobre el dibujo del modista.

Menciónense el pantalón ancho de lino con el sugerente top de raso, los trajes potentes en su línea jugando a mezclar a tres vecinos que no son lo mismo: el arena, el vainilla y el beis. Roberto Verino garantiza una firmeza en sus camisas cortas, sus mangas tres cuartos o en los jerseys suaves de lino. En el hombre el pareo acompaña a la chaqueta americana sin fricción alguna, y en la mujer ese mismo pareo se hace más ligero hasta lo transparente. La novedad la puso la cantante Maite, la mujer de Prince, que apareció primero con un top de gasa rizado y un pantalón de ancho marinero con un desparpajo que dio un juguetón contraste relajado ante el casi de oficio embaramiento de las profesionales del ramo.

Inteligentes cincuenta

Pueden apuntarse otros detalles estilísticos que nos llevan a una recreación inteligente de los años cincuenta: el pantalón recto, la manga tres cuartos en la camisa, la falda de tubo con abertura trasera, y a todo ello sumando un aire colonial nada agreste, sino de atardecer en el trópico, como si todo discurriera al ritmo de una brisa caliente y del perfume de las cadenetas de flores tan exóticas como gigantes; también no faltó la falda-pareo de atar y un original velo-vestido de tirantes en verdes secos, que cubría íntegramente y hasta el suelo una discreta blusa corta y un pantalón de pata ancha.El desfile tuvo un espléndido calzado realizado por Lotusse, realizado especialmente para Verino y una peluquería basada en las extensiones y el viento. Verino usa de su fantasía para buscar enternecer lo duro y afirmar lo blando, con respecto a los tejidos impone un criterio de calidad y contraste entre lo rústico y lo leve, dos elementos que bien ensamblados dignifican la percha y se ponen a su merced.