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Bruselas cree que es inútil inyectar dinero en Rusia si no hay reformas

La Comisión Europea dejó ayer muy claro que no habrá ayudas para Rusia si este país no pone en práctica las reformas pendientes. "Según nuestro análisis, no bastaría con inyectar dinero fresco en la economía rusa. Eso sólo tiene sentido si los problemas estructurales de Rusia son afrontados en profundidad: las reformas fiscales, los ingresos fiscales, el funcionamiento de los mercados financieros, la reestructuración de las empresas, el reforzamiento de las instituciones, el funcionamiento del Estado de derecho, etcétera". Así de tajante fue ayer el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, al transmitir el debate que mantuvo el órgano ejecutivo comunitario acerca de la crisis rusa.El mensaje lanzado ayer por Santer se sintetiza en dos ideas determinantes: la crisis rusa preocupa por las derivaciones políticas que puede tener, pero no supone una amenaza inmediata a la solidez de la economía europea. Santer no sólo reiteró que no existe ningún motivo para pensar que la puesta en marcha del euro pueda ser puesta en cuestión por las actuales turbulencias -ni las rusas ni las asiáticas-, sino que descartó cualquier posibilidad de una recesión económica mundial.

El presidente de la Comisión Europea resaltó el poco peso de los intercambios comerciales al explicar que sólo el 3,5% de las exportaciones comunitarias van a ese país, del que sólo proceden el 4% de las importaciones de la Unión, y trató de restar importancia a las derivaciones financieras pese a admitir que el 8% de los créditos están comprometidos con Rusia.

Reunión suspendida

Santer reiteró las tesis divulgadas de forma insistente por la Comisión desde que estalló la crisis en el sentido de que "el problema ruso exige soluciones rusas" y reconoció que está prácticamente desconvocada la minicumbre Comisión-Rusia prevista para el 18 de septiembre en Moscú.El debate de los comisarios no ha ofrecido nuevas luces en la crisis. El documento final reitera las ideas desarrolladas estos días: alentar las reformas, condicionar las ayudas al desarrollo de la economía de mercado, lamentar el vacío de poder, minimizar el impacto económico, resaltar los peligros políticos de la crisis y descartar cualquier reunión a alto nivel de los países occidentales, tanto de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión como del llamado G-7, el clan que reúne a los siete países más poderosos de Occidente. Santer justificó esta postura para no crear falsas expectativa en la opinión pública. Una forma de reconocer que Occidente no tiene ninguna iniciativa para solucionar la crisis.

El presidente de la Comisión afirmó que la crisis rusa no afectará a las negociaciones de adhesión de los países de Europa del Este, aunque también admitió que tampoco supondrá una aceleración del proceso de adhesión.

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